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sábado, 29 de enero de 2011

Que solitario esta el día cuando tus pasos no siente,
su feliz algarabía en sus horas languidece.
El sol que por buscarte con su brío resplandece
ahora se oculta herido por tu figura ausente.
El aire sonoro al vuelo que gusta de besar tu frente
de pronto ha enmudecido en su canto permanente.
Hasta los rayos del sol que en tu pelo han hecho nido
ahora no tienen donde poder descansar al abrigo
de tu sonrisa encantadora, de tu aire de domingo,
que cada aquel que te mira, se convierte un poco en niño.
Por eso lloran las flores que en la campiña han surgido
solo por verte pasar y acariciar tu vestido.
Y el límpido arroyito que cada mañana obtiene
el privilegio de rozar tus suaves manos de nieve
no quiere marchar ya mas las aguas de su corriente
y las torna mas oscuras en aguerrida obsesión
porque él sabe que tu ausencia… desgarra mi corazón.

Te espero

Te espero, aunque tú me hieras
con la indiferencia de tu amor dormido
a todo anhelo que mis ojos velan
y al paroxismo del amor vivido.


Pero no molesto, porque yo presiento
que no estás huyendo, estás distraído,
porque no concibo que hayas olvidado
todo aquel amor que me has tenido.

Te espero, porque no te das cuenta
que desamparada, de tu amor preciso,
y por lastimarme tú no harías nada
porque te conozco…y te necesito.

Y vuelvo a decirte, estás distraído,
las penas, quimeras, el tiempo perdido
no te da la fuerza de empezar de nuevo,
de luchar por mí, de luchar conmigo.

Te espero en silencio, mi boca callada
ya no reconviene a tu desvarío,
porque el resignarte a que no me ames
es un despropósito que te da castigo.

Te espero, te espero hasta que acabes
de romper obstáculos, darte por vencido,
cuando te desprendas de esa gran congoja
que te hiere el alma…y te miente alivio.

miércoles, 26 de enero de 2011

Propuesta de amor


Cabalguemos juntos por la vida ardiente
desde que despuntan los rayitos nuevos,
hasta que se oculte el sol al poniente
la loca aventura de amarnos sin bridas,
sin tope ni cuota, como dos suicidas.
Que luego de esto no habrá ya más nada,
será el último día que queda,
y las sensaciones se vuelvan aladas
volando muy lejos, muy alto, y suceda
que con emociones revivan los fuegos
de una hoguera interna, ahora apagada.
Cabalguemos juntos en corceles de sueños
en corceles jóvenes, veloces, sin dueño
que nunca una mano los haya tocado,
y que el desafío de una fantasía
que pinta a colores tu vida y la mía
con maravillosos tonos de pasión,
en los años quietos, cuando lo recuerdes,
dibuje en tu cara una leve sonrisa
que queme tu alma y tu corazón
de añorar que un día tu cuerpo vibraba
con alguien que amabas, y que alguien te amó.

Gigante devaneo

No es raro el gigante devaneo
que se desliza perenne y con porfía
a todo aquello, que en la vida mía,
vidente oculto y cegado veo.

Y la realidad que se mantiene esquiva
de cuantas cosas que no creyendo creo
pueril, parecen sueños de un mancebo
en lugar de un hombre de mente altiva.

Y si me enredo entre vida y muerte
mejor fuera ser muerto entre los vivos
porque los goces que con soñar recibo
se dirimen entre verte y no más verte.

Pero al fin, dicho ha que no me ama
y condenado a un fiero desatino
seguiré pidiéndole al destino
no oír que su amor por mi no clama.

lunes, 24 de enero de 2011

Tonterías

Déjame ser tus sueños, ser el frío de la ausencia,
ser la turba enamorada que no razona ni espera.
Déjame ser la llama que incendie todo allá afuera
y desmayemos en amores sin tiempo y sin conciencia.
Que seamos dos en el mundo como fueron Adán y Eva,
que seas solo para mí, se enferma mi alma de pena….

Tonterías que se dicen cuando la dicha de amor es nueva.

Tú eres mío

¿Qué ha pasado, amado, que pasó, amor mío?
que dejas de amarme, tu piel me rechaza,
tus ojos esquivos a mi ser no abrazan,
tus deseos vuelan por otros caminos
que no son los míos.

¿Qué ha pasado amante, la ventana rota
dejó que se escape el amor celeste
que un día tuvimos.
Herida me tienes atada a tu imagen
y a aquellos recuerdos
que juntos vivimos.

No digas que entienda, mi amor no razona,
me tienes perpetua esperando tu arribo
de nuevo a mi vida, que vaga inquieta,
no le pidas nunca que muera al olvido.

Si por esas cosas, un día cualquiera
te sientes vacío de amor que te venza,
de amor que te ame, de amor que te sueña
recuerda mis voces, recuerda mi cara,
recuerda que humilde mi amor te reclama
y vuelve tus pasos, mi amor, te suplico,
cesa el derrotero, ¡ven! Que soy tu abrigo
a las noches frías, a las noches largas
ven, que yo soy tuya, y tú eres mío.

Guardiana de tus sueños

Duerme, amor, ya es muy tarde,
cierra tus ojos cansados,
déjame estar y velar a tu lado,
contemplando arrobada tu imagen,
acariciando tus labios divinos,
con mis pensamientos…como me imagino;
fundiéndome en el calor que irradias,
muy cerca a tu rostro sereno.
El aire se leva en ese momento,
cuando tú, dormido, cuando yo, despierta,
soy señora y dueña de cuidar tu sueño.
Y en la penumbra de la habitación,
bañada apenas de luz de un lucero,
para no dejar que te vayas solo
en sopor profundo que te lleva lejos,
me acerco a tu boca en febril delirio
y, cuando sonríes, me subo a tus sueños.

Mi triste espera

¿Qué hace que falaz, mi triste espera,
enajene a mi ilusión que aguarda en vano?
Se escapa la esperanza de mi mano
y de tanto esperar me desespera.

Me rompe el corazón de una manera
que obnubila las razones de mi mente,
y loca voy sin rumbo, norte o continente
porque tengo puesta en mí ya tal ceguera

que aunque lo peor me aconteciera
mi razón ya no distingue realidades,
la demencia me ha dispuesto efectos tales

que socavan hondamente mi cordura.
Por ser necia he cedido a tus antojos
y estos me han llevado a la locura.

¡Si tú te miraras como yo te miro!

¡Si tú te miraras como yo te miro!
y si te admiraras de mi admiración,
y te emocionaras, cuando en mis sueños
rodeada de estrellas de mi firmamento,
perfumada en flores, que en fino destello
destila en mi boca silentes sonrisas,
que se escapan pronto, y contagia a prisa
todo cuanto observo en quieta visión.
Te darías cuenta, ¡cuánto significas!,
cuánto tu presencia es una caricia
para mis sentidos y mi corazón.
Y cuando conversas, tu voz cristalina
se expande graciosa, muy dulce y anima
a que se diluya cualquier aflicción.
Verte y escucharte es disfrutar a pleno,
es tocar las nubes y subir al cielo,
es rezar un salmo, la composición
de suaves acordes que en sus melodías
trasmiten sus dulces millar de alegrías
y deja en mis labios tu beso de amor.
¡Si tú te miraras como yo te miro!
sabrías que mi alma persigue cautiva
a todo aquello que a mi fuego aviva
y que me exacerba de loca pasión,
y es que no olvides ¡no te olvides nunca!
que nadie te puede amar como yo.

Declaración

Qué bello es el eco de tu alma
que me atrapa,
me asombra y me embeleza,
en suspiros toda mi boca reza
un deseo que me quema como llama.
No te niegues al calor
de esta flama
que late y vive en el alma mía,
con los ojos te escribo poesías
y por saber mas de ti mi amor reclama.
¡Qué tendrás en tu caja de tesoros!
cuántos sueños acumulas animada
de hacerlos realidad y fantasía…
Busco tu boca con sed escondida
de una vertiente de agua dulce
en mis palabras.
El milagro es tuyo, te pertenece,
soy tu portento, mi querer crece.
Pero, ¿lloras, niña?¿cuánto hace?
¿compartías el sentir que en mi renace,
en cada ocasión que pensarte
es como un bello amanecer?
Yo recojo tus lágrimas saladas,
feliz que no sean de dolor,
¡qué alegría, qué divino sentimiento
me produce el verte llorar de amor!

Al paso dilatado

Al paso dilatado de una espera
que reúne impaciencia y ansiedades,
guardo para tu acento una querencia,
para tu indispensable compañía
una apetencia,
y a la melancolía por tu ausencia
una dolencia
que me sume en congojas y pesares.
Y por no volverte a ver junto locura
y negarte a que te vea duele tanto
que me tiro en el pozo del espanto
al no hallar el remedio de mi cura.
No me niegues el calor de tu mirada,
no te hagas inclemente a mi deseo
dame algo de tu encanto, amado mío,
que por solo una palabra yo me muero.

Mendigo de amor

Que difícil es descubrir tu dulce alma,
hay un velo que la envuelve y aún espero
que en el punto final de este sendero
que me lleva hacia ti, me des la calma.
Porque tanto mi cuerpo necesita
reposarse en los pliegues de tu mano,
embriagarme en tu aroma de Afrodita
y moldearte con mis dedos de artesano.

Cuando creo que al fin podré alcanzarte
y penetrar en tus ojos delicados
como pícara traviesa me evitas
pues tus párpados tus cuencos ha cerrado.
Oh doncella misteriosa, me fascinas,
soy mendigo de de tus dones y favores;
dame algo de tu amor, que en danza esquiva
mutilando vas mi vida sin honores.

domingo, 23 de enero de 2011

La muerte del amante


Y nadie se atrevió a interrumpirlos...
ni la noche que muy triste no se iba,
ni estrellas que sus luces pestañeaban
ni la brisa que su marcha reprimía.

Y nadie se atrevió a interrumpirlos...
era largo el gemido en madrugada,
una luna conmovida se echaba sobre ellos
oponiéndose a que llegue la alborada.

Una noche en que el tiempo no pasaba,
una noche en que el reloj se detenía,
una noche que se volvió río de lágrimas
y una nívea palidez todo cubría.

Y en doliente despedida, dos amantes,
con el último aliento de sus vidas
se dieron un beso apasionado
y en silencio apuraron la partida.

En el largo transitar camino a casa
iba a tientas, pues los ojos no veían,
un velo de humedades incesantes
e insistentes, a la vista la envolvían.

Y el corazón, consternado por motivo
que no podía aceptar, ni lo entendía,
se iba apagando de dolores
y sentía que el pecho lo oprimía.

Y a un kilómetro del punto del encuentro
el corazón fatigado se afligía,
y era tanto el sufrimiento acumulado
que sangraban por sus poros las heridas.

Y a un kilómetro del punto del encuentro
el desconsuelo precipita su caída,
el corazón se apaga por la pena,
y la boca exhala su última elegía.

La noche, negra en luto, y la luna,
el canto aletargado de la brisa,
aquellos que fueron los testigos
de esa inmensa tristeza sin medidas

circundan el cuerpo, ahora yerto,
del amante mas amante que existía.
La luna puso frío en sus facciones
y un coro de estrellitas lo suspiran.

Tu nombre


Tu nombre tiene el perfume
del azahar en verano,
de los jazmines que cargan
cálices de pétalos blancos.

Tiene toda la ceremonia
del duelo de un camposanto
cuando en silencio y respeto
de a ratos te voy nombrando.

Tu nombre tiene sabores
de los besos que me has dado,
y el fuego de una yerra
que el corazón me ha marcado.

Tiene toda la importancia
de un título nobiliario
y vale mas que mil reinos
si quisiera subyugarlo.

Juntos el tuyo y el mío
(dos nombres que iban errantes)
 cierran el ciclo deseado,
cambiando al nombre de amantes.








lunes, 29 de noviembre de 2010

Quiero que lo sepas


  
Quiero que lo sepas. En ronda nocturna
me visita el sueño de tus ojos negros,
y allí me detengo, me quedo extasiada,
y prosigo alerta hasta la madrugada.
Quiero que lo sepas. Mi esperanza es niña
y se levanta al alba,  trabajando alegre
sin decaer nunca, sin perder la clama.
Quiero que lo sepas. Se juntan sonrisas
hiladas en nácar, y como un rosario
que a tu cielo llama, rezan
en silencio los labios que exhalan
profundos suspiros en sábanas blancas.
Es risa de niños tus pies que avanzan,
porque al sonido de tus pasos lanzas
el acorde loco que agitado clama
acortar un poco todas las distancias.
Quiero que lo sepas. El aire se cubre
de un halo, de un signo, de celo y nostalgia
cuando tu ausencia no me reconoce,
 oprimiendo el pecho, conturbando el alma.
Pero el pensarte es toque de aldaba,
me vuelve la risa, me cambia la cara.
Quiero que lo sepas, estoy enamorada.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Buscando amor



¿Qué es este amor que tanto me constriñe?
¿cuál es el sendero que me llevará a lograrlo?
dime, ¿cuantas veces tendré que desandarlo?
dime cuanto tiempo me llevará el alcanzarlo.

¿Mis pisadas persiguen bien sus huellas,
tengo en mi mano la brújula templada,
no será acaso que mi vista ahora cegada
equivoca dirección, señal, lazadas?

Piensa, corazón, no me hagas trampa,
dime si tengo ocasión de conseguirlo,
que no corro cual gacela que se espanta
ya que en vano caeré pronto a un abismo.

En pozo oscuro y largo van mis lapsos,
por interrumpir su caída bogo en vano
y tratando de asirme a sus paredes
se resbalan desangrándose mis manos.

Suena el fin de una triste partitura
por un rostro, un calor, una mirada,
una boca que mi boca no tremola,
un vacío que me sabe a puñalada.

Y en el curso solitario de mis horas
que mantiene brutalmente su cadencia
me sumerjo en abismo de agonía
sin servirme ni plegaria ni elocuencia.

Corazón, rómpete todo en mil pedazos
que mi alma por tu culpa esta cansada;
me constriñe este amor que no conozco
¡y tú insistes en que muera enamorada!.

jueves, 18 de noviembre de 2010

No me culpes



Asomaste a mi vida una tarde de silencios,
cuando nada esperaba de la vida,
cuando el quieto transcurrir de los minutos
se agolpaban rutinarios, y a medida
que te iba descubriendo, de a poquito,
mas adentro de mi alma te metías.
Y te hacías más tangible y más presente,
con la vista te abrazaba, con mis ojos te seguía.
Y se fueron sucediendo las semanas,
y los meses y los años, y la vida,
y nunca me animé a confesarte
el secreto que mi espera arremetía.
Puse tu nombre en la estrella más lejana
y alcanzarla fue en mi una osadía.
Y si arriesgada fue mi espera, no me culpes,
ni te culpes de ser tú quien pretendía,
no se pueden sofocar los sentimientos,
ni se pueden controlar las alegrías
que provocan tan solo el nombrarte
o el pensarte, o el soñarte, o estar viva.
No te culpo de mi espera tan estéril,
ni me culpes que te quiera todavía.