sábado, 29 de enero de 2011

Hastío

Lo que por ti siento cuantas veces llamo
con mis pensamientos a un cruel tirano
que oprime mi yugo, mi ánimo cansa,
me tira por tierra, me quiebra la lanza,
me pone ataduras, me da bofetadas.
Soy el holocausto que luego descartas.
Lo que por ti siento apenas alcanza
para darme cuenta que la espera es larga,
que mejor sería desatar las cabras,
esas, que en corrales están prisioneras
y dejarlas libres sobre un verde prado
de oloroso verde que bebe el rocío
que humedece al alba.
Para ser directa: tu sola presencia
me asfixia, me espanta.
Sentirme a las puertas de una esperanza,
perfume de pinos, aromas de vainas
que al punto expelen sus semillas mágicas,
la piel de la rosa, el viento en mi cara
anima mi canto, sosiega mis ansias.
¿Tanto hemos cambiado?
No crecimos… ¡nada!

Abuso




Ya libre de ti, y rotas mis cadenas,
pero aún inclinada hacia tu estrado;
es un día de sol, buscaré otras arenas
de unas playas que tus pies no hayan pisado.

Y esperando prescribir la membresía,
que me ha hecho esclava de tu imperio
tal vez pueda ser que expire este día
donde te estoy acompañando al cementerio.

En todo mi cuerpo tengo marcas,
y en el alma las mas hondas heridas,
aquellas que en silencio he soportado,
pero duelen y supuran todavía.

Ya se ha ido despacio el cortejo
sola y de rodillas ante tu tumba he quedado.
¿Aún te ríes de mí? ¡Pérfido viejo!
¡Solo penas y dolores me has dejado
!

¡Qué poemas... !


¿Qué poemas podría yo escribirte
que permitan adentrarme en tu misterio?
Con cuales palabras expresarte
que por ti moriría en cautiverio
a la sombra de tu amor que me rehúye…
pero tú no avizoras mi tormento.
¡Qué pena que no entiendas de qué hablo!
que todo te lo digo en el intento
de encender tu candor en cada rato
que muerto de amor, busco tu pecho,
procurando inflamar tus emociones,
las que sé que están metidas muy adentro.
Te hago mía cada vez que entre mis brazos
desfalleces de pasión, delirio pleno,
y al saber que retribuyes mis fervores
enardecido sigo, luchando y resistiendo.
¡Serás mía! y en afán desesperado
por tenerte mi esperanza alza el vuelo
hasta el día en que comprendas que te amo
y me ames con igual pasión y anhelo.

Miedo a dejar de sentir


Vuela raudo, corazón, a media tarde,
cuando el sol aún no ha depuesto su tibieza
y coloca humilde a sus pies la fina pieza
del poema del que mas has hecho alarde.

Aunque veas que por desatento no se arde
de las ganas, contagiado por tu entrega,
tú no dejes de insistir, mas llora y ruega
y tu empeño no abandones y se guarde.

Que después ya será noche y nuevo día
y puede que la emoción entre en descuido
condenando a este amor tan apreciado

a incinerarse al calor del medio día
o en la noche se oscurezca lo sentido
y el amor que por él tengo sea olvidado.

Versos prohibidos



¿Qué pasó con ese cielo 
que me daba tu cariño?
¿Se perdió en la rutina, 

o se extravió en el olvido?
¿mis caricias no alcanzan 

para sentirte complacido?
¿O acaso ya olvidaste 

cuanto te inspiraba el vino
que corría por mis venas, 

como un torrente bravío,
y en toda mi piel escribías 

aquellos versos prohibidos? 

La mar en primavera


¡Que linda está la mar en estos días!
se perfuma el aire claro con aromas
de algas, de salobre y caracolas
y da su canto de suaves melodías.

Como invita el sol del mediodía
a echarnos tumbados en la arena,
y la piel que es ahora de azucena
se volverá de colores de amapola.

Que pereza da el calor que nos envuelve,
como entra el aire puro en las entrañas
y la brisa nos refresca suavemente
sacudiendo de la mente telarañas.

Primavera que antecede al estío
esta toda en verde flor y esplendorosa,
esta época es la mas hermosa
y nos aleja del invierno con su hastío.

Primavera en el mar, cosa preciosa,
con sus olas, con su sol y con sus ruidos,
nos recoge en su esplendés todo mullido
de gozar con regocijo cada cosa.

Cobardía

Se que no naciste cuando aquella noche
tu candor me diste como la azucena;
y aún te recuerdo en esa bella escena
que entregaste todo sin ningún reproche.


Eras tierna y pura, modos delicados,
aunque no excluida de  gentil desenfado
que solo lo tienen las pocas mujeres
que pueden sentir el amor sagrado.


Todavía recuerdo cuando me decías
lo feliz que eras, mientras te vestías;
y disimulaste todas mis torpezas,
y me hiciste halago de una gran proeza.


Yo se que me diste todo cuanto había
y sufriste mucho cuando yo partía;
por ser un cobarde te he dejado sola,
tengo por castigo el llorarte ahora.
Dime, mi amor, ¿donde he de olvidarte?
¿en que país, en que mar, en que suelo?
¿dime como hacer para añorarte
sin que se quiebre en mi garganta
lastimada el desconsuelo?.

Dime, mi amor, ¿en que reloj de arena
se apresaron las horas de mi vida
para que mi cuerpo no sufra más el daño
que laceró tu triste despedida?.

Dime, mi amor, ¿donde están los cielos
en los que puedo beber tu dulce ausencia
sin que se rompan las nubes del desvelo
y me mojen implorando tu presencia?.

Y a tal punto se agiganta mi agonía
que escucho en los ríos y en las rosas,
en el musgo y en las aves peregrinas,
y en el leve vuelo de la mariposa.

Un clamor que te pide que regreses
con insistente y perenne letanía...
¡Oh, mi amor, no cierres tus oídos
a la naturaleza que ante ti toda se inclina!
Que solitario esta el día cuando tus pasos no siente,
su feliz algarabía en sus horas languidece.
El sol que por buscarte con su brío resplandece
ahora se oculta herido por tu figura ausente.
El aire sonoro al vuelo que gusta de besar tu frente
de pronto ha enmudecido en su canto permanente.
Hasta los rayos del sol que en tu pelo han hecho nido
ahora no tienen donde poder descansar al abrigo
de tu sonrisa encantadora, de tu aire de domingo,
que cada aquel que te mira, se convierte un poco en niño.
Por eso lloran las flores que en la campiña han surgido
solo por verte pasar y acariciar tu vestido.
Y el límpido arroyito que cada mañana obtiene
el privilegio de rozar tus suaves manos de nieve
no quiere marchar ya mas las aguas de su corriente
y las torna mas oscuras en aguerrida obsesión
porque él sabe que tu ausencia… desgarra mi corazón.

La magia de tus besos


La magia de tus besos se denota en mi mirada
que se transforma al instante en mirada enamorada.
Tiene tu beso un conjuro que a mi cuerpo lo apasiona
y con tanta pasión besas que a mi alma la devoras.
A veces creo que ruegas en cada beso que pones
sobre mis labios ardientes un vergel de sensaciones,
y con cada una de ellas me pides que no abandone
aquello que te enloquece y te llena de turbaciones.
Son tus besos elixir de todas mis emociones
porque hasta la emoción, la más triste, se dispone,
a ver la vida mas bella, y cuando a besar empiezas
no quiero que acabes nunca. ¡Que lindo, amor, que besas!

Disculpa


Disculpa si mis palabras
se mojan en tus oídos;
disculpa si mis miradas
te calvan como cuchillos.

Pero no puedo evitarlo,
si al punto te desespera
que mis ansias sigan rogando
a la dulzura de tu espera.

Pretextos

Qué malignos estragos derrumbó tu espera
y qué serie de atracos te robó la perspectiva
para que ahora vengas vacilando
mintiendo pretextos que son evasivas.

No debes decirme nada que no sientas,
tu figura presente de emoción austera
me adivina al vuelo que en este momento
no existe mas nada de lo que nos uniera.

Yo que era el canto de todo tu gozo
ahora silencio tu gran alegría...
entonces no hay nada, no digas mas nada
di "antes te quise, antes te quería".

Vuela corazón

Vuela corazón hacia el amor
que romperá tu inocencia;
conocerás el dolor,
la pasión y la ausencia.
Pero también la alegría,
amistad y complacencia.
Vuela raudamente al cielo
y cumple con tu destino
de ser corazón humano,
o bendito, de antemano
te vuelvas corazón divino.

¡Argentina!


Vive arraigada en luchas cotidianas
venciendo al tiempo, perpetua esperanza,
dándole al combate con toda pujanza
porque es una madre, nuestra Madre Patria.

Patria, en tus brazos donde me cobijo,
eres a mi vuelo el nido sagrado
aquel que mis padres con amor bregaron
para el reposo y bendición del hijo

Amo tu bandera que se eleva al cielo
su estirpe guerrera da honor a la raza,
manto inmaculado que a todos abraza
y entreteje lazos de hermandad y celo

Gracias, Madre Patria, por ser tu simiente,
tu historia potente a mis pasos guía,
que no olvide nunca que en la vida mía
llevo tu apellido, ¡oh grande Argentina!

La emoción y la poesía

Besa la flama escondida
de una pasión plañidera
al vigor de tus emociones
que se contienen, apenas.
Y, cuando te permites
despojarlas de cadenas,
lanzadas cual dardos finos
penetran hasta la médula.
Tus versos que son certeros
provocan la boca inquieta,
la sangre se va agitando
y lejos la mente vuela.
Pero todas esas palabras
que gestaste, no regresan,
no volverán a tu mundo
que las guardaba celoso
bajo murallas secretas.
Y al libertarlas mostraron
como una marca, una seña,
(ante los ojos de todos,
para que todos lo sepan)
que en tu pecho, tal audacia,
exhibió una herida abierta.

Te espero

Te espero, aunque tú me hieras
con la indiferencia de tu amor dormido
a todo anhelo que mis ojos velan
y al paroxismo del amor vivido.


Pero no molesto, porque yo presiento
que no estás huyendo, estás distraído,
porque no concibo que hayas olvidado
todo aquel amor que me has tenido.

Te espero, porque no te das cuenta
que desamparada, de tu amor preciso,
y por lastimarme tú no harías nada
porque te conozco…y te necesito.

Y vuelvo a decirte, estás distraído,
las penas, quimeras, el tiempo perdido
no te da la fuerza de empezar de nuevo,
de luchar por mí, de luchar conmigo.

Te espero en silencio, mi boca callada
ya no reconviene a tu desvarío,
porque el resignarte a que no me ames
es un despropósito que te da castigo.

Te espero, te espero hasta que acabes
de romper obstáculos, darte por vencido,
cuando te desprendas de esa gran congoja
que te hiere el alma…y te miente alivio.

Rencor y rencor


¿Y ahora te apareces penitente
a buscar un perdón que no perdona?
Rencorosa te maldigo nuevamente
con todas las palabras que te adornan.

Ya no creo en tu llanto arrepentido,
no agigantes la llama vengadora
que el despecho aguzó en sexto sentido
por aquel que todo lo traiciona.

No se cómo soporté el politeísmo
de tu afán de adorar diosas ajenas,
ni como toleré el pleonasmo
en excusas que nunca fueron buenas.

Que jamás en mi vida vuelva a verte
y te aplasten los demonios del pasado,
en tu falsa cara llevas estampado
el oprobio que procáz torció mi suerte.

miércoles, 26 de enero de 2011

Propuesta de amor


Cabalguemos juntos por la vida ardiente
desde que despuntan los rayitos nuevos,
hasta que se oculte el sol al poniente
la loca aventura de amarnos sin bridas,
sin tope ni cuota, como dos suicidas.
Que luego de esto no habrá ya más nada,
será el último día que queda,
y las sensaciones se vuelvan aladas
volando muy lejos, muy alto, y suceda
que con emociones revivan los fuegos
de una hoguera interna, ahora apagada.
Cabalguemos juntos en corceles de sueños
en corceles jóvenes, veloces, sin dueño
que nunca una mano los haya tocado,
y que el desafío de una fantasía
que pinta a colores tu vida y la mía
con maravillosos tonos de pasión,
en los años quietos, cuando lo recuerdes,
dibuje en tu cara una leve sonrisa
que queme tu alma y tu corazón
de añorar que un día tu cuerpo vibraba
con alguien que amabas, y que alguien te amó.

Un amor muy nuestro


Todo ha terminado, y cuando te ausentes
en tu memoria llena de recuerdos,
una partecita, que es muestra, es tuya
te estará cubriendo de colores bellos.
Y si lo vivido no es capaz de irse,
porque lo vivido fue todo muy bueno,
no te sientas triste, tampoco te enojes,
ya que a la distancia sonrío y me acuerdo
desde tu inocencia hasta tus miradas,
y ellas me alegran y cubren mi cielo.
Y porque si fuimos una vez amantes
no podrá dejarnos un amor tan pleno.
Se habrá apagado la de sed de suspiros
pero cuando evoques todos mis recuerdos
yo te seguiré dando toda esa alegría
que por muchos años o por poco tiempo,
fuiste muy dichoso en mi compañía
y yo con la tuya ¿no es eso muy tierno?
Y aunque al amor se le cambie el nombre
continuará siendo un amor muy nuestro.

Hay vida en tu tinta


 ¡Oh! cuánta vida hay en la tinta que derramas
sobre el papel en escritos, itinerante poeta.

¡Oh! cuánta vida hay en la tinta que derramas
sobre el papel en escritos, itinerante poeta.
Vencedor de sueños idos, actor en todos los dramas,
escrutadora mirada, confesiones indiscretas.

Agitando las vivencias que dormitan en la mente
en un arrebato ardiente la inspiración detona,
y vuelca en versos de fuego la palabra potente,
tomando fuerza insolente que urge al pulso y lo apasiona.

Deleite sumo el instante en que plasmas emociones
que en un lugar de tu piel han dejado sus huellas.
Y al lanzarlas fuera como lava de ebulliciones
queda flotando en el aire un leve polvo de estrellas.ando en el aire un leve polvo de estrellas.

Ausencia

Qué grata, que grata es la palabra ausencia
cuando ensimismada me alejo de todo,
y viene el silencio con tal contundencia
porque es mi manera, porque es mi modo

De buscar alivio a las ansias mezquinas
que tiene lo etéreo, lo trivial y humano
de este mundo excéntrico, que no imagina,
que el vivir produce un fatal desgano.

Pero eso se cura con calma y reposo
¡muéstrenme otra forma de sanar la vida!
Pero mientras tanto mi equilibrio nervioso
que es un tanto frágil, busca su guarida.

Ojos de lazo


Tengo el alma de gitana, de cantora y danzarina,
el espíritu trashumante que a mis pies anima
haciendo un ágil sorteo entre la flor y la espina,
indomable en el rodeo, siempre con sueños encima.

No logras vencer mi pasión, nunca seré tu cautiva
ámame como se aman las aves, que mansa puede
comer de tu mano, pero a que la tomes es esquiva
ni con tratos de ternura, a que la invadas accede.

Porque soy hija del aire y mi nido está en los cielos
y hacia él remonto vuelo en cada alegría o tristeza...
Ay! dulce fascinación, que ser libre es mi anhelo
aunque tus ojos de lazos me sujeten con firmeza.

Inspiración

Concluyo que no era tan difícil
realizar lo que creí que no podría
pero una muchedumbre de voces
del fondo de mi ser yo las oía.

Asustada al principio y no menos,
de aquello que me era tan extraño,
no poder contener su agitación
que sacudía todo el suelo
cual tropilla de caballos
a galope sostenido
por un infinito prado.

Las notas de su diana me urgían,
me azuzaba su ardor agazapado,
reían en multitudes las estrellas,
se tornaba en verde azul el cielo claro.

Mis manos sacudidas por la prisa
se tropezaban con los sueños encantados,
músculo y emoción al mismo tiempo
comenzaban a trazar su corolario
de palabras, turbación para mi mente,
de palabras, reposadas en santuario
de papel y de tinta prodigados
a lo largo de una inspiración naciente
que verso a verso, en final correspondiente
a la poesía que nacía a mi lado.

Don Extraordinario

De aquello que es Don Extraordinario
y me toca con el borde de su velo,
y a mi menesterosa retórica levanta,
me rindo extasiada ante Tus plantas,
y mis ojos se elevan hasta el cielo.
Pequeña soy, Señor, soy tu desvelo,
y por mostrar tu amor afable cantas
a través de la natura incomparable
en que inmersa está tu excelsa gloria.
Entenderla es en mi insondable,
y en gozarla se halla mi victoria.

Oda a los versos


Vuelan de un confín a otro confín
de la tierra, llevando los versos alados
la tarea incesante y suprema
de posar sobre oídos profanos
el dulce cantar del poeta.
Y abatir corazones rugosos
para luego echarlos por tierra,
y llenar de luceros los ojos,
y el pecho emociones contenga
hasta no poder mas, y la boca
reproduzca pasiones secretas
que dormitan en lo hondo del alma
pero al verse expresadas despiertan,
porque alguien entiende el lenguaje
que bulle en la sangre.

Y las venas,
caldero de hirviente potaje,
se recarga, estalla y despeña
cataratas de lágrimas rojas...
pues se mezclan la sangre y las penas.
Pero al fin… el alma aliviada,
repleta de miles de estrellas,
le comparte a algún otro los versos
que reinician su bella faena:
desplegar nuevamente sus alas
y esparcirse por todo el planeta.

Mi admiración a tus letras


 Tus palabras al oído embelesa,
cautivando al alma emocionada,
que provocan el ritual de una alborada
que en ensueños inclina la cabeza.

Es que tienen tus palabras tal belleza
que anega de emociones en cascada
y se arriman infinitas sus tonadas
conmoviendo al aliento con presteza.

Y agitado en suspirar naturaleza,
restituyes el don con que has nacido,
y en sensible versar has conseguido,

transportar a un mundo de lindezas,
el disfrute de gozar de lo incorpóreo
y el asombro de aturdir con tu agudeza.

Amor insondable

Perdóname, Señor, ¡Oh, me perdones!
del mal uso que he hecho de tus dones.
Reprende, Señor, la idolatría
en la que anduve infeliz toda mi vida.
Porque sin ser ciego no te he mirado
y sin ser sordo no te he escuchado.
Pero cuando estoy al borde del abismo
me conduelo y te ruego por mi mismo.
No me queda, como Judas, otra cosa
que mi vida se termine presurosa
y recibir el justo y cruel castigo
que por no haberte amado he merecido.
Y cuando a punto de quitar mi vida llego
tu voz escucho suplicante... como un ruego...
que otra vez más me pide encarecido,
(con un amor que nunca he conocido)
que no quieres perderme, que me amas
¡Oh, Señor! ¡y tan doliente llamas!
que no entiendo, me confundo, no comprendo
¿por qué quieres quitar de mi tal sufrimiento?
Si conociéndote no he dejado de ofenderte
y tú me amas hasta el día de mi muerte.
El amor de Dios es insondable
y a nada humano es de comparable.
Y conmovido me humillo y me arrepiento
con el solo toque de tu aliento.
La misericordia de Dios es infinita
y es todo lo que el hombre necesita.

Aunque lo intentemos con toda pujanza
el genio más grande no puede medirse,
ni la voz más diáfana oírse pudiese,
ni elevada hermosura la imaginación alcanza.

Aquello que no ha subido a corazón humano
porque, hasta ahora, nuestra vida es cieno,
se encuentra guardado por Dios en los cielos,
a Él, reverentes, vivamos honrando.

No te he creido

Perdóname, Señor, no te he creído...
hay profunda contrición en mis entrañas.
Una vez más, aclaras las marañas
de cuanto pecado he cometido.

Cuando Tú me señalabas el camino
con gran obstinación torcía el curso
e intentaba convencer con mi discurso
en muestra demencial de desatino.

Resolví tenaz acallar a mi conciencia
tantas veces como fuese necesario
y rechacé el Consejo Extraordinario
escuchando al mal en su elocuencia.

Y por no oírte caí en profundo pozo
a donde todos mis errores me han llevado
y el castigo que tengo por pagado
me ha quitado la dulzura de tu gozo.

Si hay algo que mi gratitud te sublima
es que Tú jamás te has equivocado
t aquello que me ha hecho desdichado
es para que yo humillado me redima.

Helena G. de White

La mayor necesidad del mundo es la de:
Hombres que no se vendan ni se compren.
Hombres que sean honrados y sinceros en lo más íntimo de sus almas.
Hombres que no teman dar al pecado el nombre que les corresponde.
Hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo.
Hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos".
Elena G. de White



No quiero poner en mi boca
palabras que no son mías,
pero tan profundo toca
y conmueve el alma mía
que ya no vivo sin ellas
en cada cosa que emprendo
porque las creo inspiradas
de Divino Conocimiento.

Y cuando la vida me pone
en fieras encrucijadas
viene a mi mente apuradas
las palabras verdaderas
que una mujer hace tiempo
escribió en unos libros
y de pecar yo me libro
si sus consejos atiendo.

Y recuerdo que no estoy
de paseo en este mundo
y con esas frases alumbro
mi débil entendimiento.
Y sabe que yo no miento
todo aquel que las escucha.
solo el honesto entiende
que allí se halla la lucha.

Y estas palabras hablan
de una gran necesidad
que tiene este mundo impío
para su alma salvar:
de hombres que no se vendan
ni que se puedan comprar.

De hombres que sean sinceros
y honestos en su alma,
y le pongan al pecado
el nombre que se merece.

Llamar a lo bueno, malo

es una adicción que crece,
y lo malo llamar bueno.
esto es lo que hoy acontece.

Y el sentido del deber
sea leal y verdadero,
y se jueguen por entero
por defender su fundamento.
El cielo vale mucho más
que el deleite del momento.

Que a la justicia abracen
aunque se desplome el cielo,
la mirada del que es bueno
va mas allá que la mirada
de aquel al que no le importa nada
porque es sordo, mudo y ciego.

Ateos


No puedo comprender a los ateos,
no puedo vislumbrar su reflexión,
que no cale hondo en su alma una canción,
o el perfume, o las plantas o el sol
y no indaguen con intriga quien ha sido
Aquél que ha creado de aquel modo
con tanta perfección respecto a todo
y también con respecto a si mismos.
No puedo entender cuando se enferman
que su voz a nadie ruega a nadie clama.
y a la hora irremediable de la muerte
se acongojen y resignen dócilmente
a que después de esa muerte ya no hay nada.
Ni que en su lapso absoluto de alegría
se estremezca agradecida y libre el alma,
que cuando descubren el amor de la pareja
no inquieran si en verdad hay mas sublime
que lo etéreo, lo terreno, lo tangible
y asombrados vayan pronto al encuentro
de Aquél que formó lo incorruptible.
No me explico que cuando al ver a un hijo
no examinen el milagro de la vida,
todo es igual, la pena o la alegría
por querer racionalizar el sentimiento.


Y tal vez, solo tal vez, en mi ignorancia
como Lázaro resuciten a su llamado,
el Señor que es Señor de lo imposible
y a nadie le pasa por al lado.

Pinamar infantil


Pinamar de sus pinos cuajada
parece un cuento mágico de hadas.
Cientos de cotorras en sus eucaliptos
cuentan sus secretos cotorreando a gritos.
Y cuando ellas hablan se hace trizas
el silencio verde que se escapa a prisa.
El aire mas limpio que se puede pensar
se encuentra arraigado en este solar.
En la primavera florecen con gracia
las flores amarillas de las acacias.
Sus arenas blancas se vuelven de oro
cuando el sol ufano saca su tesoro.
Y el verano por todos esperado
hace de Pinamar su lugar deseado.
Y todos sus niños con algarabía
viven regalando toda su alegría.

Paquito


Paquito se fue a la tienda
a comprar dos helados,
uno grande de frutilla
y otro grande de pistacho.
Uno para el papá y el otro para él
¡pero que tentación tan cruel!
hacía tanto calor
que se comió un heladito
en un decir uno dos.
Cuando llegó a su casa
el papá le preguntó
una pregunta que Paquito
muy bandido le mintió
-Paquito, por qué el cucurucho
de mi helado está vacío?
-Porque el tuyo, papito,
se derritió en el camino.
Y el papá respondió:
-Pero que helado mas raro
el tuyo esta todo entero
y el mío esta regado
por la calle en que viniste
y dejaste el suelo manchado.
Busca balde y cepillo
y pronto ve a limpiar
todo el reguero de helado
que dejaste al pasar.
Y así, por mentiroso
Paquito se vio castigado
¡Ay! que le salió caro
el comerse el otro helado.

Un chinito loco

Un chinito loco
sobre un cojín
sueña que un día
será un mandarín

Sueña que te sueña
un sueño sin fin
a buscar su reino
se fue a Pekín

Vestido elegante
de capa y bombín
como todo un rey
se fue en palanquín

Se abrieron las puertas
al son del clarín
y el chinito loco
se metió al jardín.

Mucho fue el revuelo,
mucho fue el trajín
un nuevo monarca
tenía Pekín.

Dicen que además
era gran espadachín
y en todas las fiestas
el mejor bailarín.

El mejor navegante
de todo bergantín
y el mejor flautista
de todo flautín

Guarda ya tus sueños
en un maletín
chinito chiflado
cabeza de adoquín.

Para Laurita

Que lindos son los mohines
de tu pícara carita.
Un almacén de expresiones
en tus ojos y boquita.

Que grandes abres tus ojos
cuando hay algo que te admira
y cuando algo te apena
enrojecen con sal viva.

No entiendes de la maldad
mi pequeña distraída
nada ata a tus sentidos
más que el encanto y la risa.


Que nadie estorbe tu inocencia
elemental y cristalina,
que los ángeles del cielo
a todas partes te sigan.

Una nana para Anita


Veo en ti, veo en ti
un jazmín y un alelí,
cuando se abren lentamente
tus ojitos, simplemente,
es un regalo para mí.

¿Dónde vas? ¿Dónde vas?
adelante y para atrás.
Tus pasitos saltarines,
agitados, bailarines
nunca se cansan jamás.

¿Y qué tocas, y qué tocas?
tus manitas primorosas
juegan, manchan, presurosas
de explorar todas las cosas.
Alitas de mariposas.

¿De qué ríes, de qué ríes?
tu boquita y tus mohines
y el sonido de tu risa
se esparcen como la brisa
que deja chocolatines.

De todas las niñas bellas,
la más bella es mi Anita,
dulce, alegre, encantadora,
en mi mundo, una estrellita.

Ponte tus botitas


Ponte tus botitas,
tu saquito de hilo,
peino tus trencitas
y vamos de camino.

Cuando en la plaza
veas a un globero
un bonito globo
prenderé a tu dedo.

Un helado grande
de miel y frutilla
será el primero
que tenga mi niña

Sentada a la hamaca
al cielo te lanzo,
tu risa inocente
será un dulce canto.

Entre tantas flores
de un jardín de niños
mi pícara niña
es todo un cariño.

José Ariel


¿Sabes, hijo mío? Hay veces que pienso
que no expreso mucho el amor que me anima,
porque eres un hijo que muy pocas madres
lo tienen de suerte, y todas lo aspiran.
Porque a tus dieciocho años ya cumplidos
nunca una pena de ti he recogido,

jamás se abrió tu boca para algún reproche
y en todo momento me has obedecido.
Estudias con ganas, en casa ayudas
y afuera trabajas y traes sustento,
en ti deposito toda mi confianza
y las cosas pequeñas te ponen contento.
Es un placer el que hablemos de todo
porque tú posees unos bellos modos.
.
No recuerdo nunca haber escuchado
que pronuncie tu boca las palabras viles,
y en el caso raro de que algo te enoje
difícil es que ofendas y menos que grites.
Todavía me admiro a estas instancias
que seas el dueño de una gran temperancia.

Porque nadie en el mundo lo sabría mejor
te diré una cosa que nadie te dijo:
tú le das orgullo al nombre de “madre”
y llevas muy alto el nombre de “hijo”.

Por eso, José Ariel, hijo mío,
a Dios le reitero mi agradecimiento
porque desde la cuna te he dedicado
y Él no se olvida de cuanto yo anhelo
que un día estemos los dos en el cielo.

Angelitos en la Tierra


¡Qué lindos los niños de bellas maneras!
son tan agradables que a veces creyera
que son angelitos que están en la Tierra.

Con una sonrisa algún favor traen
y si algo precisan con permiso advierten,
escuchan callados y si se les pregunta
contestan con modos de singular deleite.

A una mujer le dicen “señora”
y a un ancianito lo llaman “abuelo”
y si algunas veces algo quieren mucho
no chillan, ni gritan ni se tiran al suelo.

Son tiernos, alegres, felices y buenos
guiados por una mano de ternura y celo.
Si tú como madre has formado estos
niños “especiales” mereces el cielo.

¡Estás tan grande!



¡Qué lindo es verte ir solo a la escuela!
estás ya tan grande que a veces me pesa
que no seas el niño que mis ojos velan
y de mi dependas...y de mi dependas.

Pero así es la vida y está establecido
que en algún momento remontes tu vuelo,
y yo sea la madre que quede en el nido
esperando ansiosa tu feliz regreso.

Cuando eras infante un día te impuse
un pacto perpetuo que a nadie confías.
esas ocurrencias que a veces tenemos
las madres que amamos con tenaz porfía.

Te pedí que un día, cuando seas grande,
no importan los años que lleves a cuenta,
que nunca te olvides y no te avergüences
de ser tú mi niño hasta los cincuenta.

Rosa


Su dolor no llame agudo
quien llora con frenesí,
el gran sentimiento es mudo
¡triste es aquel que no pudo
decir siquiera: ay de mí!

Juan de Iriarte





Rosa sufría su amor
en lacerante agonía
y de sus ojos partían
las lágrimas del dolor.

Y negada al calor
del consuelo del olvido
el daño por ella servido
era su dueño y señor.

Y con tozudez rotunda
el desamor era su apego
que la sumía en el anego
de una miseria fecunda.

Más un día inolvidable
Rosa salió a la calle
e hizo el destino que halle
una lección imborrable.

Arrumbado contra un muro
se hallaba un perro sarnoso
de aspecto desastroso
y el cuerpo por el frío duro.

No se que divina alborada
hizo entrar en su mente
la necesidad conciente
que del perro era esperada.

Y sacose su cobertor
con que cubrió al canino
y juntos fueron en camino
hacia la casa del doctor.

Y la vida a la sazón
le hizo entender a Rosa
que a veces pasan las cosas
por una buena razón.

Que mientras ella perdía
entre aflicciones sus horas
siempre hay alguien que te adora
y espera tu simpatía.

Solo basta que se entienda
que la vida es en esencia
una mano que precisa
y otra mano que se extienda.

Déjame expresarme


Como expresar lo que siento si con palabras no logro
decir la frase perfecta que describa mi estremecimiento.
Si advierto el pecho ahogado en esta búsqueda estéril
de encontrar la bella forma de afirmar mi sentimiento.

Déjame expresarme, déjame por favor, que muero.
Se petrifica el lenguaje, se agiganta mi dolor,
porque no me alcanza el hecho de amarte, amado mío
déjame, correspondiéndome, a que te haga el amor
.

Resignación


Ya no hables más, Corazón y demuestra entereza,
acepta con la cabeza aquello que se te niega;
no sufras deslealtad y no des más de tu entrega
no hubo error ni agravio, ni hubo alguna flaqueza.

Si él no te quiere mas, no reclames, no persigas
aquello que se acabó, detente un poco y olvida.
Sufre en silencio solo por si se te va la vida
confiesa tu desamor, que en negarlo te castigas.

Que sea un secreto de a dos esta aflicción compartida,
yo no contaré tu pena y tú no contarás mi desdicha,
¿que ganas con insistir con premisas que encaprichan?
deja a tu amor partir y apura la despedida.

¿O moriremos los dos en esta lenta agonía?
¡basta!, que ya no soporto tu terrible letanía
no creas que con sufrir enalteces tu elegía
los amores no se fuerzan ¿no lo entiendes todavía?

Corazón humano

Busca alivio, Corazón, busca la paz de lo eterno,
¿qué ganarás con sufrir aquello que estás sufriendo?
deja aquello que te daña, ¿no ves que te estás muriendo?
parece que te regodearas con dolores del averno.

¿Quién te a dicho que hay una vida, donde todo es polvo y cieno,
y que después de vivirla ya nada mas hallaremos?
Ten paciencia, Corazón, esto es un viaje hacia el cielo,
uno sufre, aquel canta, pero los dos moriremos.

Hoy eres corazón humano, pero eso es un lapso pequeño,
tu verdadero destino te lo ofrecen los cielos.
Aquel que te da la vida, no rechaces su consejo
en un corazón divino quiere darte eterno vuelo

¿Quien serás en rechazarlo? en el mas vil de los muertos
que vivirás esta vida entre dudas y tropiezos,
no alcanzando nunca paz ¡oh Corazón engañoso!
deja que mi Alma se salve, no te interpongas, tramposo.

Vanidad

Pero que placer tan excesivo
es aquel que se erige incomparable
a cualquier otro placer que haya nacido.
Sin duda alguna el mío ha sido
el mayor de todos los placeres,
reverente me otorgo los laureles
que con igual justicia han merecido
Storni, Calderón o Gracilazo.
Pero no llega su genio ni a un atisbo
que pueda describir a mis placeres,
ya que nadie más que yo de amante tiene
a mi yo, a mi persona y a mi mismo.

Prefiero el silencio

Prefiero el silencio, porque si callara
nadie advertiría todo mi dolor.
Porque no me quieres, fatal puñalada
hundida en el centro de mi corazón.

Que nadie se percate de mi infortunio,
para ello he hecho un pacto de muerte,
contra vos, amante, que me heriste artero,
¡que nunca lo sepas! que agonizo al verte.


Tú no me delates... ojos traicioneros.

¡Déjalo, infeliz!

¡Déjalo, infeliz! Y acalla ya tu llanto,
para aquello que la vida hoy te niega
usa la razón, y no el espanto ,
y sacude esa modorra lastimera.

¿Qué parte no entendiste? Dime;
que en noches de juergas trasnochadas
esa flor se trasplantó a otros jardines
y a ti no te dejó ni una excusa ni más nada.

Tan pedestre son tus gimes quejumbrosos
que no llega a una cuota de alto cielo .
Tus reclamos son por ende desastrosos
como necios pueden ser hoy tus desvelos.

Si en verdad buscas que la vida te conforte
mejor es que reclames un destino
donde al próximo doncel que te haga la corte
no lo elijas con premura y desatino.

Busca hidalgo…que tu nombre honre,
busca señor…para que seas su dueña,
busca varón…para que en él te ampares,
y busca hombre…con los pies en tierra.

Si no lo entiendes ¡allá tú! prosigue,
y procúrale a tu vida desencantos,
y al próximo marrano al que aspires
dale tu energía, tu sudor y tus quebrantos.

Cuando yo me vaya

No te quedes solo cuando yo me vaya,
no te quedes triste gimiendo y sufriendo,
atalayes tu vida con altas murallas
ni quieras dormirte en un sueño eterno.

No me pidas nunca que no te lo pida
porque si no lo hiciera mi fervor es vano.
Lumbre que se apaga es la llama mía,
en la idolatría de un altar pagano.

Dime que me quieres, y por ese empeño,
arremetas bravo luchando y venciendo
a cada escollo que el vivir te imponga
a fuerza de risa, de amor y denuedo.

Acepta y me iré en paz y tranquila,
por la rotunda certeza que habré adquirido
que con manos calmas cerrarás mis ojos
y habrá una sonrisa cuando haya partido.

Ilusión

Que no seas, Ilusión, en esta vida,
una estela en el mar que se dispersa.
Que la noche apretada no te ahogue
y que el día trabajoso no te venza.

Que te entierres y te arraigues en mi pecho,
que te azoten vendavales y tormentas,
que la sed y el hambre te desmayen,
pero luego, obstinada, te reinventas.

¡Para que entonces, agotar las horas,
pensando que el mañana otra ilusión despierta!
si el hoy es tan certero y tan factible.
Te propongo, Ilusión, abre tus puertas.

Vive un día a la vez, Ilusión tonta,
vibra en mi cuerpo, dame una meta,
dibuja en mi cara una sonrisa,
y si falla mi confianza dame fuerza.

¡Qué linda eres, Ilusión, sos mi tesoro,
te he reencontrado al final de mi existencia.
por eso yo te quiero y yo te adoro
porque sumaré a tus ganas mi experiencia.

Ojos equivocados

No muta el ave en su callado vuelo,
ni se transforma el aire en abrazo leve,
no cambian los motivos de un desvelo.
ni varía la lluvia en llanto cuando llueve.

Son tus ojos que los que están equivocados
porque lo que ves, los otros no perciben,
por el mal consejo de tu corazón alado
vives en los sueños que en los otros viven.