Hola, amigos. Este pequeño rincón mío lo he creado para compartir algunos de mis escritos que espero que sean de su agrado. No intento hacer nada innovador ni perfecto, solo expresar, de alguna manera lo que llevo adentro o transmitir la experiencia de otros. Mi nombre es Laura y vivo en un precioso pueblo llamado Pinamar, en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Les envío el mas cordial de mis saludos. Todos los derechos reservados
lunes, 24 de enero de 2011
Lo que aprendí del amor
¿Qué he aprendido de ti?¡Oh, Amor,
aprendí de ti tantas cosas!
aprendí del placer de vivir
gozando las horas preciosas.
Me instruí del disfrute al soñar
con los ojos de un par abiertos,
logré ver los inmensos desiertos
cuales vergeles rutilantes,
experimenté que es ser amante,
descubrí el rubor en mi piel,
ansiedad en mi pecho por “él”,
dueño y amo de mis sensaciones,
y sufrí también decepciones,
soporté tal vez lo impensable.
Me apliqué en vivir como antes
pero ya era tarde… mi esencia
se trastornó con tu elocuencia
de Amor persuasivo y astuto,
deleite y pena fueron tus tributos
que le has hecho pagar, impiadoso,
a mi pobre y común existencia,
que a tus brazos se entrega con gozo.
Fe
pero sin ver espera,
dúctil como la madera
bajo el arte de un cincel.
Sosteniendo entero y fiel
toda el alma te abraza,
y crece como gigante,
cual semilla de mostaza.
¡Si tú te miraras como yo te miro!
¡Si tú te miraras como yo te miro!
y si te admiraras de mi admiración,
y te emocionaras, cuando en mis sueños
rodeada de estrellas de mi firmamento,
perfumada en flores, que en fino destello
destila en mi boca silentes sonrisas,
que se escapan pronto, y contagia a prisa
todo cuanto observo en quieta visión.
Te darías cuenta, ¡cuánto significas!,
cuánto tu presencia es una caricia
para mis sentidos y mi corazón.
Y cuando conversas, tu voz cristalina
se expande graciosa, muy dulce y anima
a que se diluya cualquier aflicción.
Verte y escucharte es disfrutar a pleno,
es tocar las nubes y subir al cielo,
es rezar un salmo, la composición
de suaves acordes que en sus melodías
trasmiten sus dulces millar de alegrías
y deja en mis labios tu beso de amor.
¡Si tú te miraras como yo te miro!
sabrías que mi alma persigue cautiva
a todo aquello que a mi fuego aviva
y que me exacerba de loca pasión,
y es que no olvides ¡no te olvides nunca!
que nadie te puede amar como yo.
y si te admiraras de mi admiración,
y te emocionaras, cuando en mis sueños
rodeada de estrellas de mi firmamento,
perfumada en flores, que en fino destello
destila en mi boca silentes sonrisas,
que se escapan pronto, y contagia a prisa
todo cuanto observo en quieta visión.
Te darías cuenta, ¡cuánto significas!,
cuánto tu presencia es una caricia
para mis sentidos y mi corazón.
Y cuando conversas, tu voz cristalina
se expande graciosa, muy dulce y anima
a que se diluya cualquier aflicción.
Verte y escucharte es disfrutar a pleno,
es tocar las nubes y subir al cielo,
es rezar un salmo, la composición
de suaves acordes que en sus melodías
trasmiten sus dulces millar de alegrías
y deja en mis labios tu beso de amor.
¡Si tú te miraras como yo te miro!
sabrías que mi alma persigue cautiva
a todo aquello que a mi fuego aviva
y que me exacerba de loca pasión,
y es que no olvides ¡no te olvides nunca!
que nadie te puede amar como yo.
Vienen al galope
perfumando cuanto tocan y pintando
verde y flores, las vetustas ilusiones
que el invierno ha apagado y que ahora
se renuevan.
Y se aniñan convencidas
que el verano está a las puertas.
Son los goces de sentir que el amor late
en aquellos que se aman y se juegan
por el todo, por la vida o por la nada,
y a pesar de arriesgar, todo lo apuestan.
Optimismo
Late dentro de mí, y en mi más profundo anhelo,
un ave que alza vuelo y se lanza hacia el abismo,
y siente que no es lo mismo, hacer, que las intenciones,
que han roto mas corazones y han segado la vida,
de muchos que han perdurado en una espera cautiva
de alguna vez vivenciar que todavía están vivas.
Y se alcance a concretar ilusiones postergadas,
aquellas que están truncadas por algún falso motivo,
y se despierten aladas, de entusiasmo contagioso,
mirarse con nuevos ojos, descorrer todo ese velo,
sacarse los trapos viejos, cantar un canto al amor.
Mi ave deja el dolor, y en picada precipita
mi primer día de sol que por la vida palpita.
un ave que alza vuelo y se lanza hacia el abismo,
y siente que no es lo mismo, hacer, que las intenciones,
que han roto mas corazones y han segado la vida,
de muchos que han perdurado en una espera cautiva
de alguna vez vivenciar que todavía están vivas.
Y se alcance a concretar ilusiones postergadas,
aquellas que están truncadas por algún falso motivo,
y se despierten aladas, de entusiasmo contagioso,
mirarse con nuevos ojos, descorrer todo ese velo,
sacarse los trapos viejos, cantar un canto al amor.
Mi ave deja el dolor, y en picada precipita
mi primer día de sol que por la vida palpita.
Declaración
Qué bello es el eco de tu alma
que me atrapa,
me asombra y me embeleza,
en suspiros toda mi boca reza
un deseo que me quema como llama.
No te niegues al calor
de esta flama
que late y vive en el alma mía,
con los ojos te escribo poesías
y por saber mas de ti mi amor reclama.
¡Qué tendrás en tu caja de tesoros!
cuántos sueños acumulas animada
de hacerlos realidad y fantasía…
Busco tu boca con sed escondida
de una vertiente de agua dulce
en mis palabras.
El milagro es tuyo, te pertenece,
soy tu portento, mi querer crece.
Pero, ¿lloras, niña?¿cuánto hace?
¿compartías el sentir que en mi renace,
en cada ocasión que pensarte
es como un bello amanecer?
Yo recojo tus lágrimas saladas,
feliz que no sean de dolor,
¡qué alegría, qué divino sentimiento
me produce el verte llorar de amor!
que me atrapa,
me asombra y me embeleza,
en suspiros toda mi boca reza
un deseo que me quema como llama.
No te niegues al calor
de esta flama
que late y vive en el alma mía,
con los ojos te escribo poesías
y por saber mas de ti mi amor reclama.
¡Qué tendrás en tu caja de tesoros!
cuántos sueños acumulas animada
de hacerlos realidad y fantasía…
Busco tu boca con sed escondida
de una vertiente de agua dulce
en mis palabras.
El milagro es tuyo, te pertenece,
soy tu portento, mi querer crece.
Pero, ¿lloras, niña?¿cuánto hace?
¿compartías el sentir que en mi renace,
en cada ocasión que pensarte
es como un bello amanecer?
Yo recojo tus lágrimas saladas,
feliz que no sean de dolor,
¡qué alegría, qué divino sentimiento
me produce el verte llorar de amor!
Eres libre
ese soñado derrotero está a tus puertas,
te ayudo a desplegar, ampliar tus alas
con mis propias manos, que están abiertas
a recibirte, si lo quisieras,
cuando se termine tanta sed
de excitaciones nuevas,
cuando se hagan rutinas tus caminos
y te canses de pisar huellas ajenas.
Nada raro, solo el final anunciado
que precede a la antesala de la espera.
Volver a ver tu rostro tan amado,
destrozar con mi dientes tus cadenas
que te mienten, te esclavizan y te daña,
o tal vez, la que me engaña es mi pena.
Buscar a Dios
Buscar a Dios no es buscar una aventura,
no es el místico trotar del vagabundo,
es sentir gran necesidad de lo profundo,
es ver con nuevos ojos y embelezo a la natura.
Es maravillarse del nacer y de estar vivo,
y reír por todo, y estar agradecido,
es sentirse despojado, pequeño y aún grande,
es caer de rodillas ante el Supremo,
creerse apreciado y también pleno
de que ya nada faltará, como era antes.
Es echar las ansiedades al abismo
sabiendo que si viene un cataclismo
una mano poderosa te sostiene con amor.
Es tomar un compromiso indubitable,
torcer de un giro tu destino impostergable
es buscar sentirse al fin, criatura del Señor.
Buscar al Creador, sobre todas esas cosas,
es rendirse a la evidencia milagrosa
de que el primero que te busca siempre es Dios.
no es el místico trotar del vagabundo,
es sentir gran necesidad de lo profundo,
es ver con nuevos ojos y embelezo a la natura.
Es maravillarse del nacer y de estar vivo,
y reír por todo, y estar agradecido,
es sentirse despojado, pequeño y aún grande,
es caer de rodillas ante el Supremo,
creerse apreciado y también pleno
de que ya nada faltará, como era antes.
Es echar las ansiedades al abismo
sabiendo que si viene un cataclismo
una mano poderosa te sostiene con amor.
Es tomar un compromiso indubitable,
torcer de un giro tu destino impostergable
es buscar sentirse al fin, criatura del Señor.
Buscar al Creador, sobre todas esas cosas,
es rendirse a la evidencia milagrosa
de que el primero que te busca siempre es Dios.
Evocación a Evaristo Carriego
Las figuras llegan, mientras te recuerdo
en la penumbra incierta de éste cuarto gris.
Tantas cosas fueron que no están conmigo,
y un farol derrama su luz como un barniz.
Brillantes adoquines, las noches de garúa,
tus lindos ojos claros que son mi evocación,
la silla en la vereda, las noches de verano,
los tilos en la plaza, perfumes y canción.
Cada cosa que se ha ido, despacio y en silencio,
suburbio y barriletes, potrero y cafetín,
y aquella enredadera trepando pudorosa
el largo paredón que llega a tu jardín.
Asido a este libro que llevo entre mis manos,
los versos de Carriego, tan tristes, tan lejanos,
los leo y me imagino aquella Buenos Aires
de tango y conventillos, compadritos y arrabal,
el último organito, la triste costurera,
y aquella linda novia vestida de percal.
Sumada a estas ausencias me turba la impotencia
de que aquel siglo veinte, con tanto devenir,
hicieron que las cosas cambiaran de tal modo
que el verso de Carriego no pudo subsistir.
Perdón, don Evaristo, aquello que ha plasmado
en rimas tan sentidas ha dejado de existir.
El siglo veintiuno le gana a la esperanza
de ver, de sus lecturas, al menos un matiz.
en la penumbra incierta de éste cuarto gris.
Tantas cosas fueron que no están conmigo,
y un farol derrama su luz como un barniz.
Brillantes adoquines, las noches de garúa,
tus lindos ojos claros que son mi evocación,
la silla en la vereda, las noches de verano,
los tilos en la plaza, perfumes y canción.
Cada cosa que se ha ido, despacio y en silencio,
suburbio y barriletes, potrero y cafetín,
y aquella enredadera trepando pudorosa
el largo paredón que llega a tu jardín.
Asido a este libro que llevo entre mis manos,
los versos de Carriego, tan tristes, tan lejanos,
los leo y me imagino aquella Buenos Aires
de tango y conventillos, compadritos y arrabal,
el último organito, la triste costurera,
y aquella linda novia vestida de percal.
Sumada a estas ausencias me turba la impotencia
de que aquel siglo veinte, con tanto devenir,
hicieron que las cosas cambiaran de tal modo
que el verso de Carriego no pudo subsistir.
Perdón, don Evaristo, aquello que ha plasmado
en rimas tan sentidas ha dejado de existir.
El siglo veintiuno le gana a la esperanza
de ver, de sus lecturas, al menos un matiz.
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