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martes, 7 de octubre de 2014

El melancólico


Remontado por las horas de el día
aterriza en la noche que despierta.
La ventana de su sueño está abierta
y se dispersa en soflamas de afonía

Diligente en estrechar melancolía
se dispone a recoger toda esa nota
que en su piel ociosa se alborota
y solo sabe expresarlo en agonía.

En sus sueños es andante caballero
que persigue aquello que aglomera
una pena, una tristeza, una quimera

y no puede suspender su derrotero.
Pero ya quizás mañana se disponga
a no extraer limón de un naranjero.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Ande apenas la vi fue tuito
un concierto e’ sonrisas,
mi cara mostraba prisa
por reflejar mi ansiedá,
nunca una moza en verdá
me puso loco a tal punto
que me sentí un mocito
a pesar de mi larga edad.

Hombre curtido en el campo
que aprendió a los bastonazos
que uno se ata un lazo
cuando confiao da el si..,.
¡pero ese color carmesí
que le pintaba la boca
me yamaba como loca
y atrás de eya me fui.

En sus ojos me perdí
y eya fue mi perdición…
imaginen la función
de una historia repetida
que apuró la despedida
con la cola entre las patas…
¡era casada la ingrata!
y jugaba de aburrida.

Ta bien, no vale naides la pena
una lágrima en mis ojos,
si bien yo fui su antojo
seré también su gran pena,
pues le hice entender de una
que eya fue la que perdió.
¡Ahijuna quien la parió
me trastocó la fortuna!

A trancos volví a mis pagos,
casi lo mato al overo,
mas huidor que viajero
este momento aciago.
Con el orgullo herido
y el corazón desangrao
me fui rumiando en silencio:
“Gaucho malevo ¡tan pavo!”

La luna y el ángel

Baja la luna hacia el valle
donde una aldea dormía
buceando en el manto negro
que a los ojos cubría.

Y recogiendo los sueños
que cada aldeano tenía
los convertía en estrellas
que en la noche refulgían.

Todas las noches lo mismo,
una labor que con celo
afanoso conseguía
armar un mapa en el cielo.

Un ángel miraba atento
tanto trabajo y tesón
le daba risa la luna
porque era un ángel burlón.

Y por molestar a la luna
fue andando casa por casa
golpea todas las puertas
y a cada vecino abraza.

Y ganada su confianza
le abrían su corazón
y cuando esto ocurría
les robaba la ilusión.

Con su bolsa henchida de sueños
huye el ángel ladrón
disfrutando de antemano
todo el daño que causó.

Pertrechado en una nube
se sentó paciente a esperar
a la luna que muy pronto
no tardaría en llegar.

Pasmada quedó la luna
al no hallar lo que buscaba
los sueños se habían ido
helando sus manos blancas.

Se fue muy triste la luna
y la noche oscura en duelo
hacia que conjugara
con aquel gran desconsuelo.

Y el ángel quedando sin luz,
a tientas buscaba el rumbo
que no podía encontrar
ni el cielo ni el mundo.

Tropezando consigo mismo
maldijo la bolsa aquella
dejando caer los sueños
formando un polvo de estrellas.

A veces, como aquel ángel,
tomamos lo que ajeno
mas luego, al saberlo inútil,
como este ángel del cuento

estafador, desleal,
ladino y embustero,
ultrajamos las cosas bellas,
herimos los sentimientos.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Procesión interna

Estaba solo y desnudo
de aquello de que alardeaba,
lo miré muy quietamente
de punta a punta a su estampa.
Parecía que bruñera pensamientos
con el lomo acerado de su espalda.
Ausente de mi presencia,
con la cara fatigada,
sus ojos habían huido
y muchos surcos la marcaban
mostrando la evidencia
de que algo lo preocupaba.
Me senté en un rincón oscuro,
él, debajo de una lámpara
como si necesitara acaso
que algo alumbrara su marcha
de pensamientos continuos…
¿quién sabe que lo abrumaba?
La amarilla candileja
le hacía ver los fantasmas
y cada tanto un suspiro
de su boca seca emanaba.
Se hizo la medianoche
y las dos de la mañana…
su ceño seguía intacto,
quietud en sus manos blancas.
Solo de a ratos, muy pocos,
su gris cabeza ladeaba.
De pronto, rompió el silencio,
sus ojos se despertaban,
dijo –tengo la edad que tengo,
no tengo hijos, ni amada,
viví la sórdida quimera
y ya veo como paga:
no hay amistad en el ruido,
ni amor en bebidas blancas.
Si al buen amor se lo duerme
en delirio se aletarga
hasta acallar su sonido,
que huye lento del alma,
y dejando un gran vacío
va abriendo heridas que sangran,
y un cortejo sombrío
de soledad, dolores y lágrimas.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Luego de tanto...

Luego de tanto pasar del tiempo
y acumuladas tantas rutinas,
con mis manos, ya casi en ruinas,
sigo sentada hoy a tu lado.
Algunas cosas se han postergado
¿pero quién logra todo en la vida?
Hay tantas cosas que se alcanzaron,
tanta sorpresa al doblar la esquina
porque el tiempo siempre te cambia
nada es estático, todo camina,
aunque queramos o no queramos
lo impostergable es saber vivirla.
Te he querido y no querido
y muchas veces te he admirado
y otras tantas que he dudado
y tantas otras que te he elegido.
Pero sigamos… luego de tanto
pasar el tiempo y haber perdido
para que juntos siempre ganemos
a la  alegría de haber vivido
uno con otro, los dos unidos.
No necesita un documento
esta promesa sin juramento,
atesorando en alhajeros
a los catorces y a los febreros
puedo decirte después de tanto
tiempo vivido (ya no se cuanto)
que aún sorprendes con tu mirada
y aún te busco, enamorada.


martes, 2 de agosto de 2011

La traición


Fue tu boca la que dio el primer grito de alerta
yo jugaba como un niño con mis pies sobre la hierba
mi cara era de risa, nunca hube risa tan bella,
y en las noche yo contaba una a una las estrellas.

En la puerta de mi casa con jazmines y azaleas
una tarde de verano nos sentamos a la fresca
un té helado en nuestras manos, como una tarde cualquiera
donde la charla entre amigas, era contentos y ferias

Y mientras pasaban las horas, no avistaba sospecha
que veloz, en un momento, se me abriría la tierra
hasta el momento infeliz, gozosa doncella era
muy pronto mi prometido, al que amaba sincera

vendría a buscar y hacerme de su palacio su reina.
Se cumplirían entonces los sueños que un día empiezan
en la mente de las niñas de convertirse en princesas
y en el corazón de los padres que su mejor bien desean

Pero tú eras mi amiga, no es verdad de otra manera,
debías decirme todo, aunque dolida no quiera
escuchar lo que he escuchado, yo espero que me entiendas
no es grato que el novio de una se halle con las rameras.

y tú te has comportado como una vulgar callejera
dejando mis sueños truncos y mi corazón en pena
pues no solo perdí novio, perdí a la amiga buena
mi casa está de luto… la tuya está de fiesta.

El mendigo

Y ya son las cero cero de la noche
ya es la calma…
Y el silencio que la embarga
se condice con la oscura
voluntad que se adormila
en los ojos que maduran
un cansancio que es eterno
en la faz de su amargura.

Otra noche en su figura
desprovista de fortuna
derrapando va buscando
un reposo y pernoctar
al amparo de un alero
que cobije su fatiga
y sin nada que le diga
si mañana hay despertar

Otra vez la tumba oscura
de la noche y su negrura
que el tiempo no ha quitado
ni los sueños volverán…
se desplaza el mendigo
alma en pena, resentido,
ahogándose en el cieno
de adoquines y alquitrán.



sábado, 11 de junio de 2011

Cosa de locos


Si acaso de verdad quieren ser locos,
otra cosa sería la cordura,
sería una elección de añadidura
a la búsqueda eternal de sueños locos.
Sin embargo no consiguen por ser locos
el respeto que les da su embestidura,
una forma de vivir en la locura
que es forma que comprenden unos pocos.
¿Pero a quién se le da el nombre de loco?
¿y cuál es la forma real de la locura?
¿quién lleva de verdad la catadura
que distingue y diferencia a los locos?
No a cualquiera le cabe el nombre de loco
¡por favor!, tened un poco de respeto
que ser loco no es solo un parapeto
para decir cualquier cosa por ser loco.
Y a esos locos que ha llevado su locura
en perfecta señal de profesión
bien merecen que le brinden la razón
como solo la razón se da a los locos.


lunes, 25 de abril de 2011

Cáliz de madre


De los cálices que acunaron sangre
el cáliz mas preciado fue el de ella,
pues ella me ha enseñado tantas cosas
que en un libro, no creo, todas quepan.

Su dulce compañía recordaba
la del pastor que a las ovejas quietas
cantaba con acordes de una flauta
y luego las llevaba hacia la acequia.

Su consejo oportuno era un tesoro
que ponía gustoso en mi diestra
y la fuerza que anima en las mañanas
la llevaba apretadita a mi siniestra.

Fue triste perder su compañía,
fue ingrato quedar sin su presencia
fue duro rehacernos, los hermanos,
pero sabíamos que la madre estaba vieja.

Y al cáliz que acunó su sangre
lo enterramos bajo un árbol en la huerta
y repartimos en nuestros corazones
el amor que aún palpita estando muerta.

miércoles, 26 de enero de 2011

Ha huido la niña


Abandona la luna su plateada aureola,
su esfinge bucólica sus pasos ladea .
Está mustia y pensante su bella corola ,
ya no ilumina con su luz la aldea.

Entre las cabañas de madera y paja
se rigen destinos de infeliz tormento .
La suerte reparte en unas barajas
un poco de magia y un poco de viento

Se escuchan llantos y voces furiosas ,
ha huido la niña, ha cruzado el cerco ,
de todas las flores, la flor mas preciosa
no se ha resistido a un destino terco.

¡Ingrata! ¡Ingrata! ¡Que pronto te has ido!
hay entre los tuyos un gran desconcierto,
Los anhelos en ti no se habían cumplido
¿Sola te perdiste? ¿Por qué causa has muerto?

martes, 25 de enero de 2011

La carta

En tan licencioso Mundo
al cual me trajo la flama
de ser un vergel que allana
los ímpetus de mi vida,
y en licencia compartida
con todo lo que lo apaña
lo convirtió en cizaña
a todo cuanto quería.
No terminé de sufrirlo
cuando en piadoso oponente
una mano presente
a mi mano sostenía
y del final me corría...
y de lo vil me alejaba...
y me costó tardo tiempo
ver que me socorría.
Porque desdichas sin par
era hasta entonces mi vida
que vagaba sometida
a un desconcierto tal,
que amarguras sin igual
a mi frente la rendía
y la ponía por tierra
suplicando por medida
poner a mis males fin
y finalizar con mi vida.
Y estaba en esta aflicción
cuando la mano nombrada
veloz me quitó la daga
haciendo que derramara
entre sollozos y lamentos
la confesión del tormento
de cuanto me angustiaba.
No se acaso si fue
caminante que pasaba,
si fue caballero o dama
aquel que torció mi suerte
porque mis ojos lanzaban
lágrimas que me cegaban
y aunque le suplicaba
-¡Déjame, por favor, verte! –
vi que de mí se alejaba.



Me levante y corrí
de regreso a mi casa
y cuando todo parecía
que era un sueño terminado
la duda se puso a mi lado
por saber quien hubiera sido
aquel que me ha socorrido
y acercarme agradecido

por haberme ayudado.



Una tarde de domingo,
cuando el sol ya moría
recibí una llamada
que suplicando pedía
que fuera pronto a su encuentro
que allí él me diría
cuáles eran sus lamentos
que tanto lo afligían.
Era un conocido
de mi vida de jaranas
que compartía mis fiestas
pródigas de alegrías vanas
y ahora solicitaba
con urgencia mi presencia.
Y cuando nos encontramos
me contó lo que tenía.
- Sabes amigo,- me dijo-
una noche yo entregado
a mi vida disipada
que no me complacía en nada
y me daba desasosiego
me arrimé a aquel paraje
para acabar con mis días.
Y estando en esa cobardía
escuché tus lamentaciones
y viendo que a punto estabas
de hacer lo que yo quería
te arranqué de la mano
La daga que sostenías.
Avergonzado me fui
porque ya no soportaba
hacerme cargo de nada
de lo que yo mismo iba a hacer,
pero todo el dolor aquel
que ese día me acompañaba
no se desvaneció en nada,
socórreme tú, esta vez.
No sabiendo que decirle
más que intentar un consuelo,
pero queriendo con ansias
a su favor corresponder,
le presté mi hombro y mi pecho,
juntos derramamos lágrimas
y fue aquella ocasión
la última en que lo volví a ver.


Pasaron algunos años
y yo seguía intentando
mis penas seguir ahogando.


Un día recibí una carta
de este ocasional amigo
que relataba lo mal
que en la vida le había ido
-Pero entonces- me contaba-
una vez apareció un viejo
que con sus sabios consejos
le devolvió paz a mi alma.
Me decía que aquel vacío
no se llenaba con nada
que no fuese conocer
a Quien nos quiere y nos ama.
Y así me habló de Jesús,
de todo lo que había hecho
por devolverme esa vida
que a la furia regalaba,
que esa no era la forma
de encontrar en mí la calma.
Y siguió por muchos días enseñando
e instruyendo,
y tanta paciencia tenía,
y con tanto amor me instruía,
que alborotado por dentro
gimes de dolor plañían.
Yo no sé que tiene el llanto,
no se que tuvo ese viejo
que sus palabras como en espejo
se reflejaba mi vida,
y sentí que me sacaba
un fuerte peso de encima,
y con todo cuanto decía
mi paz perdida encontraba.
Me despido y te saludo
y a tu entendimiento acudo
porqué quizás te haga falta-
Curioso me puse a indagar
quien fuese aquel Jesús
que murió en una cruz
por todos nuestros pecados,
y quedé maravillado
cuando al fin lo encontré
¡Gracias, amigo fiel,
con tu carta me has salvado!