y amándote ¡quién diría!
si en mis noches sin cobijo
solo eras fantasía.
Eras un débil latido
que el corazón presentía,
un anhelo acariciado
que nunca asomaba al día.
Un paraje muy lejano
que mis pasos no seguían,
una luz que pestañando
¡se encendía, se encendía!
me observaba y se reía
y fue el tutor y el maestro
que inspiró esta poesía.
Ciega que no vio amores
un lazarillo pedía
solo tanteaba buscando
si una mano se tendía.
Este amor que fue creciendome observaba y se reía
y fue el tutor y el maestro
que inspiró esta poesía.
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