sábado, 20 de agosto de 2011

Mil poesías

Hay mil poesías, hay miles de autores,
algunos sublimes, y otros corrientes
pero lo que expresan de forma evidente
son sus sentimientos más cautivadores.

Me haces feliz


Me haces feliz, por ello te adoro,
y al cielo le imploro tu amada presencia.
No me deje nunca esa insuficiencia
de saberte mío y saber que partes
todo cuanto añoro cuando veo tu ausencia.
Que no piense nunca con premura loca
que eres tú la parte que obligada toca
por decantación al hado divino
que impone justicia a un feliz destino.


Permíteme sea un trabajo forzado
aquel que me lleve a estar a tu lado,
y todos los días tu gracia conquiste.
Pero…
haz lo tuyo, muestra con tus ganas
que solícito adviertes que mi parte humana
es frágil, carente, se cansa, se enfada
y que necesita de manera activa
el dulce elemento que a mi fuego aviva,
aquel que me colma sintiéndome amada.

Besos


Besos, muchos besos dejan marcas en la vida,
besos de amor con dulzura, besos que son caricias.
Besos inocentes dados de labios de  un niño,
besos amantes de madre que dan ternura y cariño.
Besos apasionados y también besos sufridos,
besos, que traicionando, juran amores mentidos.
Besos de amistad del más fiel de los amigos,
y besos que no han besado a aquel que se ha querido.

Mis intrigas


Mis intrigas son los besos que adivino de tu boca,
¿me pregunto que me toca que me enciende de pasión?
cuando inquieto el corazón se acelera a un ritmo
de tambor en carnaval...

Amor cibernético


Mensajes de fantasías, entre mundos elegidos,
cercanos y en lejanía, sembrando el paroxismo
en recodos de la mente, con emoción en los mismos
trazos de las palabras que recorren erotismo.
Antes eran las cartas, ahora son los mails
donde anónimos amantes vuelcan toda su miel
y exacerban sus sentidos en cada frase de amor.
Son frases que son ilusiones, inundadas de dulzor.

Amor de pareja

En extrema necesidad me has conocido,
en extrema necesidad de mucho afecto;
y me apegué a tu amor de tal manera
que  pensar que el no tenerte es un tormento.

¿Por qué pretende el aire enrarecido
separarme del abrazo de tu cuerpo?
¿Por qué se hacen cómplices las horas
 martirizando la espera de tu encuentro?

Pero cuando tu figura al fin diviso
corro hacia ti agitada y sin aliento
y me faltan las manos para darte
las caricias de pasión que por ti siento.

Y todo este amor que es tuyo y que es mío,
que es mutuo, que es de a dos, que nos eleva,
que es del todo por los dos correspondido,
día a día se engrandece y se renueva.

Sin querer fumé


Sin querer fumé.
No quería hacerlo...
mis pulmones eran
dos bolsas de cieno.
Sin querer maté
quinientos minutos,
millones de momentos
para que estemos juntos.
Sin saber robé
horas a mi vida,
sin querer maté
lo que mas quería.
Sin querer privé
de salud a mi cuerpo
¡y me esclavicé!
con tabaco y odio...
porque ya estoy muerto.


Yo sucumbo

Yo sucumbo ante el mas pequeño roce
de tu aliento que en tus besos me regalas;
me fascino con tu embrujo envolvente,
cuando vuelcas en mi oído tus palabras.
Y mis ojos se corren hasta el cielo
y se fijan en un punto de la nada,
me entrego sin reservas a tu cuerpo
que subyuga a mi alma enamorada.
El amor que está dormido entre tus piernas
se despierta como un lince en una rama,
que se lanza en vorágine de sueños
y explotan en mi vientre que te llama.
Entonces el deseo mas soñado
se hace carne, pero carne apasionada.

Quiero amarte en el silencio

Quiero amarte en el silencio,
y amarte en el sonido
que me dejan los acordes
de tus ojos, cual latidos
que acompaña el pestañeo
al amor de tu mirada...
que se goza en nuestro lecho
y me tiene enamorada.

Derrótame, Vida

Derrótame, Vida, que a ti me entrego,
cuántas rutinas tenemos compartidas,
cuánto viaje, cuanto andar, cuanto deseo,
cuántas veces reiniciamos la partida.
Un transporte a tu vivir fueron mis huesos
y mi piel el receptáculo de tu alegría,
por mis ojos y oídos te metías a mi seso
procesando en mi memoria tu homilía.
Vénceme sin compasión y sin medida,
aniquílame los retoños de porfía,
no te vuelvas mi más tenaz tormento,
dame nuevo andar y nueva expectativa.
Basta ciencia, basto error, basto consejo
mellaron mi voluntad que se ha agotado
no desoigas el reclamo desgraciado
¡quiero vida y sobre vida y no proceso!
que no sea un vacío cúmulo de horas
necesito renacer y un pequeño retroceso
al añorado contentamiento y vitalidad.
Salomón en su discurso ya decía:
“El vivir del hombre es vanidad”.