domingo, 23 de enero de 2011

Baqueano de penas


Cansancio y caminos
posaba en la mesa,
un vaso de grapa
y un vaso de penas.
La barba crecida
y el polvo en sus suelas;
el gaucho es baqueano
de leguas y leguas
de vida sufrida
y juntar experiencia.
Y en la pulpería
la música suena,
comienza el jolgorio,
los males se frenan.
¡Que buena es la samba
y la chacarera!
Cada gaucho busca
su preciada prienda.
Quizás haya amores
dignos de leyendas.
Mañana sin dudas
será otra faena;
esta noche es noche
de ahogar las penas.

El concierto

Sonaba sola, inconclusa, aquella nota del arpa,
la rodeaban instrumentos, pero ausente meditaba
en aquello que de soñado, era soñado por nada.
Se batían unos dedos, largos, finos, que enlazaban
la más dulce melodía que de su cuerda emanaba.
Y la nota indefinida por todo el salón volaba
buscando donde rendirse y cerrar por fin sus alas.
Suspendido en embelezo un hombre la escuchaba,
y abrió solo su corazón al oír la nota amada.
Y en lo mejor del concierto, cuando dio un solo de arpa
emocionado y contento, vio que sus ojos lloraban.
El corazón está expuesto, a veces, a circunstancias
donde la música exige el tributo de las lágrimas.

Tu nombre


Tu nombre tiene el perfume
del azahar en verano,
de los jazmines que cargan
cálices de pétalos blancos.

Tiene toda la ceremonia
del duelo de un camposanto
cuando en silencio y respeto
de a ratos te voy nombrando.

Tu nombre tiene sabores
de los besos que me has dado,
y el fuego de una yerra
que el corazón me ha marcado.

Tiene toda la importancia
de un título nobiliario
y vale mas que mil reinos
si quisiera subyugarlo.

Juntos el tuyo y el mío
(dos nombres que iban errantes)
 cierran el ciclo deseado,
cambiando al nombre de amantes.








Mirando al blanco


 "No que lo haya alcanzado ya, ni que sea perfecto, sino que prosigo por ver si logro asir aquello, para lo cual fuì tambièn asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo alcanzado; pero una cosa hago, olvidando ciertamente lo que queda atràs, y extendiéndome a lo que està delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús".
Filipenses 3:12-14


No le daré a mis años la fatiga
de seguir a las huellas de los pasos
de aquello que pudiendo no se pudo,
y de todos mis equívocos pasados.
Si alcanzo a vivir día tras día
cuantas veces me sea otorgado
el don de vivir ¡gozaré vida!
agradeciendo a Jesús que esta a mi lado.
Y andando en su amada compañía
me inclinaré a mirar tan solo al blanco.

sábado, 22 de enero de 2011

Una historia

El sol parado en el cenit,
con su calor más innoble,
juega desigual partido
con un hombre solo y perdido
que busca refugio tendido
bajo la sombra de un roble.

La sed empieza a vencer
la cordura que le queda
y el calor que exaspera
saca afiladas garras.
La desesperación desgarra
a aquel que la lleva puesta.

Una a una se asesinan
todas las matas del campo,
los vahos van aleteando
unas figuras chinescas
que alucinado no las pesca
y a su lado pasan cantando.

El viento morrudo y torvo
en séquito con la tierra
va clavando de cuchillos
afilados que laceran
todo el cuerpo del paisano
que en lenta agonía espera.

Pero al caer la tarde
el aire se va domando,
salen las bestias del campo
a su caza de rutina,
con torva mirada mezquina
al hombre van merodeando,
e infeliz se va aprestando
a que lo pasen por encima.

Pero cuando clama el hombre a Dios,
nunca deja de ser escuchado,
un ángel se pone a su lado
y lo ayuda a levantarse.
La fe salva a los que piden
y nunca van a chasquearse.


miércoles, 19 de enero de 2011

Tu ausencia

Tu ausencia abre esperanzas,
tu ausencia, que es mi cadena,
y que me ata a la pena
de una angustia innecesaria;
pomposa y lapidaria
que agua la sangre en mis venas,
porque tu ausencia es mi muerte,
porque sin ti yo no vivo,
pero me besa la suerte
de que tu ausencia, el castigo,
que me mantiene cegada
y me atrapa en la obsesión,
sea tu ausencia a mi razón,
el más seguro remedio
para curar mi desamor
que infame, es un asedio
y me quita la alegría.
Tu ausencia me restituya
de a poco la vida mía.

No se conduela


No se conduela, amante, no se conduela.
Los amores que se van no se reclaman.
Quizás usted pensó que mi lamento
se haría tan agudo, y la guadaña
que arrasa a cada hálito de vida
sería la que a mi me custodiara
en adelante, cuando su compañía
se me hiciera tan ausente y tan negada.
Pero ya ve, aquí me tiene y estoy viva,
las horas de el día no me alcanzan,
su voz se pierde lento en el recuerdo
y otras voces han venido a suplantarla.
Su figura, que para mi era don preciado,
hace rato que dejé de atesorarla;
y el sustituto de su risa tan alegre
se transforma en la risa encantada
de tantas nuevas cosas que descubro,
de tantos nuevos goces que me embargan.
Y no digo que lo suyo ha sido malo,
al contrario, lo amé de mil maneras,
pero algo ocurrió en el intervalo
y se cayó su amor por las laderas
de las dudas, del tedio y el desgano.
Y no hay nadie mas que yo quien se conduela
.

Heraldos celestes

Esta es la noche. Todo esta en marcha,
las puertas se abren, caminan las almas.
El rumbo está fijo, las cartas echadas,
patéticas voces proclaman alzadas
en rabia furiosa, reclamos por nada.
No tienen piedad, arengan venganzas,
las súplicas cuentan lo que cuenta el agua
cuando se evapora bajo el sol que abrasa.
Aves peregrinas son las buenas almas,
de este mundo oscuro…  una huella alada.
Las puertas se abren. Con gozo en la entraña
ellas dan sus vidas por honrar la causa
y preservar aquella que vendrá mañana
que después de muertas, les es esperada.
Los Diez Mandamientos han sido ultrajados,
pero su conciencia no será acallada.
Ellas tienen fe solo en La Palabra
y la Inquisición, establecido en juez falso,
buscó corromperlas, torturó sus cuerpos,
dictó sus sentencias y las echó al cadalso.

Se abren las puertas, heraldos celestes
derrochando paz, gozo, mansedumbre,
caminan con pausa…
Una senda angosta guía sus pisadas,
no hay vacilación en aquellas caras.
Ellas aseguran que La Luz que alumbra
esta, su hora aciaga, pago del suplicio
que ahora recogen, será su Testigo
leal, verdadero, el día del Juicio
de todas las almas.

martes, 18 de enero de 2011

Trátame…


Trátame, si pudieras,
como a una flor delicada,
como a una mariposa
que apenas abre sus alas.
Con la quieta mansedumbre
del rocío en la mañana
que no sabe donde cae,
pero lo hace con gracia.
Y que tus palabras persigan
lo que persigue mi alma:
un rosario de dulzuras
engarzado a tu mirada.

Trátame, si pudieras…
trátame, si desearas…
Sedientos son mis oídos
del dulzor de tus palabras.
Soy arcilla entre tus manos,
soy una vela apagada
que busca en tu ternura
abrir esta quieta jaula
para que el ave en su canto,
libere toda su flama;
que mi amor está corriendo
por mis venas, como lava.

lunes, 17 de enero de 2011

¡Necios!

¡Necios!
Por no dejar en sus frentes
una afrenta más magnánima,
la de aquella que acompaña
al error reconocido,
y aceptar el justo castigo
de aquello que han perpetrado
con  premeditación y alevosía
sus conciencias acallaron.
¿NO hubiese sido mejor
reparar el triste daño
y sin sombra de falsía
arrimarse arrepentidos
a la persona herida
tras el hecho consumado?
¿NO tendría mas nobleza
poder bajar la cabeza
en honesta humillación
por la ofensa cometida
y con toda valentía
al hermano pedir perdón?
Pero en terca obcecación,
por no ver su arrogancia herida,
dan un giro temerario
a los hechos consumados,
se acercan al ofendido
y le preguntan dolidos
¿Por qué me has hecho tal daño?