quédate conmigo aunque llegue el alba
y cobija al ámbar de mis ojos tristes
llenos de silencio en esta muerte blanca.
Quédate conmigo tranquilo y no llores,
pasarán despacio las sombras aladas
y no temas nunca, yo haré que se borren
llevándola a todos, cargando en mi espalda,
todos los pesares, todos los dolores,
y aquellas cosas que nunca se callan.
Despide a los deudos, las flores las sacas,
corre las cortinas, abre las ventanas
y que el aire fresco bañe tu tristeza
sacude la ropa y quema la cama.
Ya has hecho duelo suficiente, creo,
por este amor muerto, que muerto me mata.