jueves, 24 de julio de 2014

No se


Se agita la noche siguiendo tus pasos,
tú sobre la cama, yo… en el rincón.
Se inquieta la noche que cae a pedazos
porque presentimos un próximo adiós.

Silencios molestos, clausuras cobardes,
lágrimas que arden en el interior.
Palabras que mueren antes de decirlas
erigiendo un muro entre vos y yo.

Cuando al fin me quiebro, desemperezada,
hablo desde el sitio de mi desazón.
No existe el orgullo para el que ama,
no existe el olvido, ni existe el adiós.


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