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miércoles, 14 de marzo de 2012




Si el amor se sublima en las letras
 tengo tanto, por fin, sublimado.

martes, 3 de mayo de 2011

Poeta cautivo

Me enfermo de pasión y de locura
al punto que de no escribir me muero,
mi esencia me conduce al desespero
y dudo que encuentre cualquier cura.

Tal vez sea así, dejando en la escritura,
el exceso que me tiene atormentada
hacer versos que me suben de la nada
me aligeren esta autócrata  estructura.

Y por esta inclinación que me desborda
que me posee piloteando sueños locos
 no me acuerdo de dormir ni de comer,

cualquiera que lo  impida me estorba,
es algo que comprenden unos pocos
y me colma de entusiasmo y de placer.

viernes, 15 de abril de 2011

Si los versos se quedan dormidos


Si los versos se quedan dormidos
es porque hay un poeta que sueña
y aún su humanidad no despeña
todo aquello que bulle abstraído.

¡No reprendas su ser oprimido!
él espera que llegue el momento
que se abra una puerta al intento
de dar luz a su verso escondido.

Porque aún su obra maestra
es aquella que late candente,
es un sueño inmortal anhelado,

en hacerse rogar es muy diestra
y aprisiona con celo absorbente
a su amante, el poeta abnegado.

sábado, 29 de enero de 2011

La emoción y la poesía

Besa la flama escondida
de una pasión plañidera
al vigor de tus emociones
que se contienen, apenas.
Y, cuando te permites
despojarlas de cadenas,
lanzadas cual dardos finos
penetran hasta la médula.
Tus versos que son certeros
provocan la boca inquieta,
la sangre se va agitando
y lejos la mente vuela.
Pero todas esas palabras
que gestaste, no regresan,
no volverán a tu mundo
que las guardaba celoso
bajo murallas secretas.
Y al libertarlas mostraron
como una marca, una seña,
(ante los ojos de todos,
para que todos lo sepan)
que en tu pecho, tal audacia,
exhibió una herida abierta.

miércoles, 26 de enero de 2011

Hay vida en tu tinta


 ¡Oh! cuánta vida hay en la tinta que derramas
sobre el papel en escritos, itinerante poeta.

¡Oh! cuánta vida hay en la tinta que derramas
sobre el papel en escritos, itinerante poeta.
Vencedor de sueños idos, actor en todos los dramas,
escrutadora mirada, confesiones indiscretas.

Agitando las vivencias que dormitan en la mente
en un arrebato ardiente la inspiración detona,
y vuelca en versos de fuego la palabra potente,
tomando fuerza insolente que urge al pulso y lo apasiona.

Deleite sumo el instante en que plasmas emociones
que en un lugar de tu piel han dejado sus huellas.
Y al lanzarlas fuera como lava de ebulliciones
queda flotando en el aire un leve polvo de estrellas.ando en el aire un leve polvo de estrellas.

Inspiración

Concluyo que no era tan difícil
realizar lo que creí que no podría
pero una muchedumbre de voces
del fondo de mi ser yo las oía.

Asustada al principio y no menos,
de aquello que me era tan extraño,
no poder contener su agitación
que sacudía todo el suelo
cual tropilla de caballos
a galope sostenido
por un infinito prado.

Las notas de su diana me urgían,
me azuzaba su ardor agazapado,
reían en multitudes las estrellas,
se tornaba en verde azul el cielo claro.

Mis manos sacudidas por la prisa
se tropezaban con los sueños encantados,
músculo y emoción al mismo tiempo
comenzaban a trazar su corolario
de palabras, turbación para mi mente,
de palabras, reposadas en santuario
de papel y de tinta prodigados
a lo largo de una inspiración naciente
que verso a verso, en final correspondiente
a la poesía que nacía a mi lado.

Don Extraordinario

De aquello que es Don Extraordinario
y me toca con el borde de su velo,
y a mi menesterosa retórica levanta,
me rindo extasiada ante Tus plantas,
y mis ojos se elevan hasta el cielo.
Pequeña soy, Señor, soy tu desvelo,
y por mostrar tu amor afable cantas
a través de la natura incomparable
en que inmersa está tu excelsa gloria.
Entenderla es en mi insondable,
y en gozarla se halla mi victoria.

Oda a los versos


Vuelan de un confín a otro confín
de la tierra, llevando los versos alados
la tarea incesante y suprema
de posar sobre oídos profanos
el dulce cantar del poeta.
Y abatir corazones rugosos
para luego echarlos por tierra,
y llenar de luceros los ojos,
y el pecho emociones contenga
hasta no poder mas, y la boca
reproduzca pasiones secretas
que dormitan en lo hondo del alma
pero al verse expresadas despiertan,
porque alguien entiende el lenguaje
que bulle en la sangre.

Y las venas,
caldero de hirviente potaje,
se recarga, estalla y despeña
cataratas de lágrimas rojas...
pues se mezclan la sangre y las penas.
Pero al fin… el alma aliviada,
repleta de miles de estrellas,
le comparte a algún otro los versos
que reinician su bella faena:
desplegar nuevamente sus alas
y esparcirse por todo el planeta.

Mi admiración a tus letras


 Tus palabras al oído embelesa,
cautivando al alma emocionada,
que provocan el ritual de una alborada
que en ensueños inclina la cabeza.

Es que tienen tus palabras tal belleza
que anega de emociones en cascada
y se arriman infinitas sus tonadas
conmoviendo al aliento con presteza.

Y agitado en suspirar naturaleza,
restituyes el don con que has nacido,
y en sensible versar has conseguido,

transportar a un mundo de lindezas,
el disfrute de gozar de lo incorpóreo
y el asombro de aturdir con tu agudeza.

Vanidad

Pero que placer tan excesivo
es aquel que se erige incomparable
a cualquier otro placer que haya nacido.
Sin duda alguna el mío ha sido
el mayor de todos los placeres,
reverente me otorgo los laureles
que con igual justicia han merecido
Storni, Calderón o Gracilazo.
Pero no llega su genio ni a un atisbo
que pueda describir a mis placeres,
ya que nadie más que yo de amante tiene
a mi yo, a mi persona y a mi mismo.

lunes, 24 de enero de 2011

¿Tengo el derecho?

¿Tengo el derecho de echar en mis versos
aquello que anima a mi confuso sentir?
¿Tengo el derecho de dejar en palabras
aquello que haga a otra alma abatir?

No se. Me pregunto si escojo fielmente
un canto a la mente o un ruin devenir.
Si elevo o rebajo con hondas pasiones
aquello que debo o no debo decir.

Y pido disculpas. Mi afán insolente
ha precipitado mi declamación
y, tal vez con ello, un daño he causado
dejando impregnado cruel tribulación.

Si acaso imprudente yo he socavado
un claro principio o una buena acción
soy reo de muerte, mi estrofa no vale,
la piedad me ampare, no tengo perdón.