miércoles, 26 de enero de 2011

Una nana para Anita


Veo en ti, veo en ti
un jazmín y un alelí,
cuando se abren lentamente
tus ojitos, simplemente,
es un regalo para mí.

¿Dónde vas? ¿Dónde vas?
adelante y para atrás.
Tus pasitos saltarines,
agitados, bailarines
nunca se cansan jamás.

¿Y qué tocas, y qué tocas?
tus manitas primorosas
juegan, manchan, presurosas
de explorar todas las cosas.
Alitas de mariposas.

¿De qué ríes, de qué ríes?
tu boquita y tus mohines
y el sonido de tu risa
se esparcen como la brisa
que deja chocolatines.

De todas las niñas bellas,
la más bella es mi Anita,
dulce, alegre, encantadora,
en mi mundo, una estrellita.

Ponte tus botitas


Ponte tus botitas,
tu saquito de hilo,
peino tus trencitas
y vamos de camino.

Cuando en la plaza
veas a un globero
un bonito globo
prenderé a tu dedo.

Un helado grande
de miel y frutilla
será el primero
que tenga mi niña

Sentada a la hamaca
al cielo te lanzo,
tu risa inocente
será un dulce canto.

Entre tantas flores
de un jardín de niños
mi pícara niña
es todo un cariño.

José Ariel


¿Sabes, hijo mío? Hay veces que pienso
que no expreso mucho el amor que me anima,
porque eres un hijo que muy pocas madres
lo tienen de suerte, y todas lo aspiran.
Porque a tus dieciocho años ya cumplidos
nunca una pena de ti he recogido,

jamás se abrió tu boca para algún reproche
y en todo momento me has obedecido.
Estudias con ganas, en casa ayudas
y afuera trabajas y traes sustento,
en ti deposito toda mi confianza
y las cosas pequeñas te ponen contento.
Es un placer el que hablemos de todo
porque tú posees unos bellos modos.
.
No recuerdo nunca haber escuchado
que pronuncie tu boca las palabras viles,
y en el caso raro de que algo te enoje
difícil es que ofendas y menos que grites.
Todavía me admiro a estas instancias
que seas el dueño de una gran temperancia.

Porque nadie en el mundo lo sabría mejor
te diré una cosa que nadie te dijo:
tú le das orgullo al nombre de “madre”
y llevas muy alto el nombre de “hijo”.

Por eso, José Ariel, hijo mío,
a Dios le reitero mi agradecimiento
porque desde la cuna te he dedicado
y Él no se olvida de cuanto yo anhelo
que un día estemos los dos en el cielo.

Angelitos en la Tierra


¡Qué lindos los niños de bellas maneras!
son tan agradables que a veces creyera
que son angelitos que están en la Tierra.

Con una sonrisa algún favor traen
y si algo precisan con permiso advierten,
escuchan callados y si se les pregunta
contestan con modos de singular deleite.

A una mujer le dicen “señora”
y a un ancianito lo llaman “abuelo”
y si algunas veces algo quieren mucho
no chillan, ni gritan ni se tiran al suelo.

Son tiernos, alegres, felices y buenos
guiados por una mano de ternura y celo.
Si tú como madre has formado estos
niños “especiales” mereces el cielo.

¡Estás tan grande!



¡Qué lindo es verte ir solo a la escuela!
estás ya tan grande que a veces me pesa
que no seas el niño que mis ojos velan
y de mi dependas...y de mi dependas.

Pero así es la vida y está establecido
que en algún momento remontes tu vuelo,
y yo sea la madre que quede en el nido
esperando ansiosa tu feliz regreso.

Cuando eras infante un día te impuse
un pacto perpetuo que a nadie confías.
esas ocurrencias que a veces tenemos
las madres que amamos con tenaz porfía.

Te pedí que un día, cuando seas grande,
no importan los años que lleves a cuenta,
que nunca te olvides y no te avergüences
de ser tú mi niño hasta los cincuenta.

Rosa


Su dolor no llame agudo
quien llora con frenesí,
el gran sentimiento es mudo
¡triste es aquel que no pudo
decir siquiera: ay de mí!

Juan de Iriarte





Rosa sufría su amor
en lacerante agonía
y de sus ojos partían
las lágrimas del dolor.

Y negada al calor
del consuelo del olvido
el daño por ella servido
era su dueño y señor.

Y con tozudez rotunda
el desamor era su apego
que la sumía en el anego
de una miseria fecunda.

Más un día inolvidable
Rosa salió a la calle
e hizo el destino que halle
una lección imborrable.

Arrumbado contra un muro
se hallaba un perro sarnoso
de aspecto desastroso
y el cuerpo por el frío duro.

No se que divina alborada
hizo entrar en su mente
la necesidad conciente
que del perro era esperada.

Y sacose su cobertor
con que cubrió al canino
y juntos fueron en camino
hacia la casa del doctor.

Y la vida a la sazón
le hizo entender a Rosa
que a veces pasan las cosas
por una buena razón.

Que mientras ella perdía
entre aflicciones sus horas
siempre hay alguien que te adora
y espera tu simpatía.

Solo basta que se entienda
que la vida es en esencia
una mano que precisa
y otra mano que se extienda.

Déjame expresarme


Como expresar lo que siento si con palabras no logro
decir la frase perfecta que describa mi estremecimiento.
Si advierto el pecho ahogado en esta búsqueda estéril
de encontrar la bella forma de afirmar mi sentimiento.

Déjame expresarme, déjame por favor, que muero.
Se petrifica el lenguaje, se agiganta mi dolor,
porque no me alcanza el hecho de amarte, amado mío
déjame, correspondiéndome, a que te haga el amor
.

Resignación


Ya no hables más, Corazón y demuestra entereza,
acepta con la cabeza aquello que se te niega;
no sufras deslealtad y no des más de tu entrega
no hubo error ni agravio, ni hubo alguna flaqueza.

Si él no te quiere mas, no reclames, no persigas
aquello que se acabó, detente un poco y olvida.
Sufre en silencio solo por si se te va la vida
confiesa tu desamor, que en negarlo te castigas.

Que sea un secreto de a dos esta aflicción compartida,
yo no contaré tu pena y tú no contarás mi desdicha,
¿que ganas con insistir con premisas que encaprichan?
deja a tu amor partir y apura la despedida.

¿O moriremos los dos en esta lenta agonía?
¡basta!, que ya no soporto tu terrible letanía
no creas que con sufrir enalteces tu elegía
los amores no se fuerzan ¿no lo entiendes todavía?

Corazón humano

Busca alivio, Corazón, busca la paz de lo eterno,
¿qué ganarás con sufrir aquello que estás sufriendo?
deja aquello que te daña, ¿no ves que te estás muriendo?
parece que te regodearas con dolores del averno.

¿Quién te a dicho que hay una vida, donde todo es polvo y cieno,
y que después de vivirla ya nada mas hallaremos?
Ten paciencia, Corazón, esto es un viaje hacia el cielo,
uno sufre, aquel canta, pero los dos moriremos.

Hoy eres corazón humano, pero eso es un lapso pequeño,
tu verdadero destino te lo ofrecen los cielos.
Aquel que te da la vida, no rechaces su consejo
en un corazón divino quiere darte eterno vuelo

¿Quien serás en rechazarlo? en el mas vil de los muertos
que vivirás esta vida entre dudas y tropiezos,
no alcanzando nunca paz ¡oh Corazón engañoso!
deja que mi Alma se salve, no te interpongas, tramposo.

Vanidad

Pero que placer tan excesivo
es aquel que se erige incomparable
a cualquier otro placer que haya nacido.
Sin duda alguna el mío ha sido
el mayor de todos los placeres,
reverente me otorgo los laureles
que con igual justicia han merecido
Storni, Calderón o Gracilazo.
Pero no llega su genio ni a un atisbo
que pueda describir a mis placeres,
ya que nadie más que yo de amante tiene
a mi yo, a mi persona y a mi mismo.