jueves, 25 de noviembre de 2010

Mientras duermes



Ávidas  tengo las manos de tocar tu rostro dormido,
y acariciar tus cabellos hasta que despunte el albor;
 en emoción arrobadora saldrán de mi aliento lirios
que perfumaran tus sueños para que duermas mejor.

Amante que duermes calmo en la placidez ambiente,
percibo que aún sientes los vestigios del amor
que hace instantes prodigamos uno al otro en alegría,
pues en tu cara dormida, tu boca sonriente quedó.

De a poco me iré durmiendo acurrucada a tu cuerpo
donde aún no se ha apagado todo el fuego del volcán
que sobre mí derramaste con una pasión loca,
y si dormido me tocas, volveremos a empezar.