martes, 3 de mayo de 2011

Aprender a no pelear


 Tiene que haber un día
 en que le digamos a la otra persona
 “no nos enojemos”
 tratemos de cuidar lo que tenemos,
 preservarlo, atenderlo, acariciarlo.
 Debe de haber un día
 para cada uno de nosotros
 en que estas cuestiones se hagan realidad
 y no ceder ante la imposición de la soberbia
 para que al fin, no nos sintamos solos,
 para tener nuestro lugar en este mundo,
 para sentir que estamos vivos y satisfechos
 y que el fino hilo del que pende la felicidad
 se haga cada vez mas sólido e importante
 Y nos alegremos con eso.
 Debe de llegar ese día,
 debe, para todos nosotros;
 porque si eso no ocurriese
 pasaríamos como sombras
 al costado del camino
 que transitan sin pisar el suelo,
 anunciando sus presencias infecundas,
 y mostrando sus caras mas oscuras:
 el vacío y la ausencia.

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