lunes, 30 de mayo de 2011

Un ruego a tu mirada



No hay palabras, no hay sentido…
Se agita el recuerdo y dormita el olvido.
Bajo tu cabeza pena el ave, herido,
 bebiendo las lágrimas que corren cual río.
Y para que entiendas, me aferro, prosigo,
y en callado vuelo rondo tus latidos,
y me echo fuera, frente a tu postigo
esperando salgas ¡salgas! te lo pido.
Bueno... no es el día, nada ha sucedido,
ya quizás mañana tus ojos cansinos
sosieguen mi alma cubierta de frío
y con la mirada le des un abrigo.
¡Vamos! ¿No me escuchas?
Silente suplico,
pero con mis ojos, al amparo esquivo
de un deseo ardiente
que brota como un grito…
posa con tu vista sobre mis sentidos.