miércoles, 21 de diciembre de 2011

La luna y el ángel

Baja la luna hacia el valle
donde una aldea dormía
buceando en el manto negro
que a los ojos cubría.

Y recogiendo los sueños
que cada aldeano tenía
los convertía en estrellas
que en la noche refulgían.

Todas las noches lo mismo,
una labor que con celo
afanoso conseguía
armar un mapa en el cielo.

Un ángel miraba atento
tanto trabajo y tesón
le daba risa la luna
porque era un ángel burlón.

Y por molestar a la luna
fue andando casa por casa
golpea todas las puertas
y a cada vecino abraza.

Y ganada su confianza
le abrían su corazón
y cuando esto ocurría
les robaba la ilusión.

Con su bolsa henchida de sueños
huye el ángel ladrón
disfrutando de antemano
todo el daño que causó.

Pertrechado en una nube
se sentó paciente a esperar
a la luna que muy pronto
no tardaría en llegar.

Pasmada quedó la luna
al no hallar lo que buscaba
los sueños se habían ido
helando sus manos blancas.

Se fue muy triste la luna
y la noche oscura en duelo
hacia que conjugara
con aquel gran desconsuelo.

Y el ángel quedando sin luz,
a tientas buscaba el rumbo
que no podía encontrar
ni el cielo ni el mundo.

Tropezando consigo mismo
maldijo la bolsa aquella
dejando caer los sueños
formando un polvo de estrellas.

A veces, como aquel ángel,
tomamos lo que ajeno
mas luego, al saberlo inútil,
como este ángel del cuento

estafador, desleal,
ladino y embustero,
ultrajamos las cosas bellas,
herimos los sentimientos.

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