sábado, 27 de noviembre de 2010

El Mar



Silencia tu secreto, ven y vocaliza
la mas perfecta sinfonía de tu boca,
que al ánimo más tosco le provoca
una onda que sobrecoge y paraliza.

Imponente como gran sacerdotisa
que atrae con hechizos mentirosos
introducción a relatos misteriosos
que la fértil ilusión rescata a prisa.

Manto que cubre toda supervivencia
y alberga a otros seres asombrosos,
jamás nadie sabrá cual es tu esencia

preserva del hombre a tu existencia,
sepúltate hermético, Mar grandioso,
doblegando a cualquier irreverencia.

Querido amigo



Querido amigo, si el tiempo pasa,
 que no sea en vano;
y si sembramos, perseveremos y fructifique
todo aquello que se ha soñado.
Que no te rindas y que no cedas
 a la inclemencia de los estragos,
porque la vida nos da de todo,
 los buenos tiempos, tiempos  amargos.
Que si me caigo, tú me levantes,
si me precisas, te de mi mano,
y seamos piadosos con los errores
que alguna vez nos alejaron.
Que tu alegría sea la mía
y lo pequeño lo compartamos,
y que en el día, en mis rutinas,
en mis afanes, en mi trabajo,
en la mesa con mi familia,
sepa que tengo un amigo al lado.
Querido amigo la vida es corta,
el tiempo pasa por el cedazo
que va dejando todo lo bueno,
y entre lo bueno ha decantado
el conocerte y el elegirte,
como a un amigo, como a un hermano.

Don extraordinario



Si aquello que es don extraordinario
y me toca con el borde de su velo,
y a mi menesterosa retórica levanta,
me rindo extasiada ante Tus plantas
y mis ojos se elevan hasta el cielo.
Pequeña soy, Señor, soy tu desvelo,
y por mostrar Tú Amor afable cantas
a través de la natura incomparable
en que inmersa está Tu Excelsa Gloria.
Entenderla es en mi insondable,
y en gozarla se halla mi victoria.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Buscando amor



¿Qué es este amor que tanto me constriñe?
¿cuál es el sendero que me llevará a lograrlo?
dime, ¿cuantas veces tendré que desandarlo?
dime cuanto tiempo me llevará el alcanzarlo.

¿Mis pisadas persiguen bien sus huellas,
tengo en mi mano la brújula templada,
no será acaso que mi vista ahora cegada
equivoca dirección, señal, lazadas?

Piensa, corazón, no me hagas trampa,
dime si tengo ocasión de conseguirlo,
que no corro cual gacela que se espanta
ya que en vano caeré pronto a un abismo.

En pozo oscuro y largo van mis lapsos,
por interrumpir su caída bogo en vano
y tratando de asirme a sus paredes
se resbalan desangrándose mis manos.

Suena el fin de una triste partitura
por un rostro, un calor, una mirada,
una boca que mi boca no tremola,
un vacío que me sabe a puñalada.

Y en el curso solitario de mis horas
que mantiene brutalmente su cadencia
me sumerjo en abismo de agonía
sin servirme ni plegaria ni elocuencia.

Corazón, rómpete todo en mil pedazos
que mi alma por tu culpa esta cansada;
me constriñe este amor que no conozco
¡y tú insistes en que muera enamorada!.

¡Qué vuelva!


Dedicado a todos esos padres valientes que pelean por sus hijos 


¡Que vuelva! ¡Que no ande solo!
no lo ampara el mundo en que se ha perdido,
que vuelva a sentir el calor de mis brazos
y que en mi regazo halle el cobijo,
de este amor de madre, que por él pelea.
¡Que vuelva, que vuelva!¡Griten mis vecinos!,
Acoplen su voz a mi súplica santa,
mi hijo se fue por otros caminos
donde esta muy solo, y mi amor no alcanza,
que lleguen sus voces a sus pobres oídos
y que al escucharlas, se despierte pronto,
y que haga caso a lo que le suplico.
Porque esta extraviado en locura y droga,
se ha ido muy pronto el ave del nido.
Pero no podrá la desesperanza
robarle a mi vida los cinco sentidos,
y con ellos todos seguir suplicando
a mi hijo que vuelva, ¡que lo necesito!

jueves, 25 de noviembre de 2010

Amor Inconmensurable



¡Cuántos destinos marcados
por delirio e ignorancia!
¡Cuántas vidas mutiladas
por la falta de constancia!
¡Cuántas malas decisiones
dejan un corazón herido,
una mente atormentada!
Oportunidades robadas
a los hijos de este siglo.

Por ello hoy no pongo más
mi afán en tristes manos,
no confiaré en nadie humano
para sellar mí destino.
Solo a los pies del Divino
Creador solo me inclino
y descansaré plenamente
en su gran Sabiduría.
Su Piedad es mi aliciente,
mi falta de fe, cobardía.

Padre,
toma mi vida en tus manos
amorosas, suplicantes,
pacientes y tolerantes
que resguarda el alma mía.
¡Sálvame Tú de mi misma,
Amor Inconmensurable!
corro a tus brazos amantes
desnuda, pobre y vencida,
y permite que me encuentre
a tu lado en la otra vida.

Nunca es el adiós (tango)



Se que te he perdido,
lo se, amor mío,
veinte años juntos
de ir y de venir
marcaron la ruta
de un camino oscuro
que mostró de pronto
su infame matiz.

La copa se ha roto,
lloraron las ganas,
pocos los empeños
de querer seguir.
Te ganó el hastío,
lo veo en tu cara,
ni siquiera tengo
valor de vivir.

Me iré por mi lado
desandando sueños,
se que en una esquina,
o en un callejón
hallaré aquella
ilusión perdida
que renazca alegre
en mi corazón.

No me siento en deuda
ni me debe nada
la vida que tanto
querer me entregó.
Juntaré en mi alma
toda esa ternura
para poder darla
a un nuevo amor.

Pero si pudiera
rescatar el tiempo
que a los dos unía
con tanta pasión
volvería a tus brazos,
amor de mi vida,
porque veinte años
nunca es el adiós.


La piel interior



¡Déjame llorar hasta que se me limpie el alma!
de tantas imprecisas propensiones
que han llevado a la cumbre de la rabia, y a locura
un sin fin de decisiones.
¡Déjame!, que cargada de impotencia
solo puedo afirmar que no se nada,
que entre cardos y espinas he recorrido
una parte de mi vida, y aún cansada,
con el último aliento que me queda
me aferra a la vida la esperanza
de saber que mas allá de los errores
me sostiene una mano más que humana.
Pero este mal trago, que he de pasarlo,
aunque muera de dolor y quiebre mi alma,
una vez que termine de sufrirlo,
ya ligera de prisiones y corazas,
podré ver un futuro por delante
sin que me pese lo vivido,
sin que el pasado me traspase,
sin malos recuerdos que me hostiguen,
sin errores que me dejen desahuciada.
La mortaja será para los muertos,
pero yo, estando viva, voy anclada
a la firme convicción que los dolores
muchas veces son la piel de la alimaña,
que una vez que lo viejo se desecha,
otra piel, más hermosa, lleva en andas.


Vestal de maldiciones


Otra vez te arrojas a la calle,
y un disfrute de placeres son tus piernas
que se suben hasta el borde de tu falda
y en altísimos tacones se te entierran.

Los carmines de tu boca van besando
 los sueños que provocan tus caderas,
y el vaivén de tu cintura va blandiendo
una espada que a zanjazos... desespera.


Por tenerte mas de uno te ha pagado
y les diste de tu piel, solo la externa,
tu oficio de mentira y vejaciones
va dejándote la marca mas abyecta.


Pero ya… ¡y qué mas da! Las ilusiones
son aquellas que consigue tu entrepierna;
como una hábil veterana en sugestiones
seduce y mata, vestal de maldiciones,
que de noche se derraman cual cisterna
y atrapa a los incautos de un zarpazo
con tu andar de irresistible Eva moderna. 

Mientras duermes



Ávidas  tengo las manos de tocar tu rostro dormido,
y acariciar tus cabellos hasta que despunte el albor;
 en emoción arrobadora saldrán de mi aliento lirios
que perfumaran tus sueños para que duermas mejor.

Amante que duermes calmo en la placidez ambiente,
percibo que aún sientes los vestigios del amor
que hace instantes prodigamos uno al otro en alegría,
pues en tu cara dormida, tu boca sonriente quedó.

De a poco me iré durmiendo acurrucada a tu cuerpo
donde aún no se ha apagado todo el fuego del volcán
que sobre mí derramaste con una pasión loca,
y si dormido me tocas, volveremos a empezar.