martes, 1 de noviembre de 2011

¡Angustia!

Angustia ¿Qué es la angustia
mas que la soledad disfrazada?
Es acaso un vacío inescrutable,
un llanto comprimido en las entrañas.

Es aquello que al mirarnos a los ojos
una pena dolorosa nos traspasa.
Es buscar de forma irremediable
el calor de otra mano solitaria.

Es la hiel que se exuda por los poros,
una sombra permanente en nuestra cara.
Es la carga que nos sigue como un perro
demandando alimento para el alma.

Es sentirnos despojados y desnudos,
es bajar del pedestal de la confianza,
es mirar de otra manera otras cosas,
es sentir que lo nuestro vale nada.

Es la urgencia constrictora de hallar puerto.
Como una niña ciega, está desamparada,
y pidiendo a gritos mudos un cobijo
se abre el pecho ante cualquier puerta que llama.

Siente un celo permanente por cansarse,
sin embargo, esa calma le es negada.
Siente hambre de dar de lo que tiene
y en apremiante necesidad ser aceptada.

Es la insuficiencia que obtenemos
porque no somos ni la parte ni la causa.
Un preámbulo eficaz que nos convoca
a vencer con la verdad nuestras falacias.