Perdóname, Señor, no te he creído...
hay profunda contrición en mis entrañas.
Una vez más, aclaras las marañas
de cuanto pecado he cometido.
Cuando Tú me señalabas el camino
con gran obstinación torcía el curso
e intentaba convencer con mi discurso
en muestra demencial de desatino.
Resolví tenaz acallar a mi conciencia
tantas veces como fuese necesario
y rechacé el Consejo Extraordinario
escuchando al mal en su elocuencia.
Y por no oírte caí en profundo pozo
a donde todos mis errores me han llevado
y el castigo que tengo por pagado
me ha quitado la dulzura de tu gozo.
Si hay algo que mi gratitud te sublima
es que Tú jamás te has equivocado
t aquello que me ha hecho desdichado
es para que yo humillado me redima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario